La Vanguardia (1ª edición)

Luz verde a los accesos ferroviari­os al puerto

Acuerdo para que las obras ferroviari­as puedan iniciarse en breve y estén listas en el 2018

- ÓSCAR MUÑOZ Barcelona

Ahora sí. La Conselleri­a de Territori y el Ministerio de Fomento han salvado los últimos escollos que impedían la construcci­ón de los accesos ferroviari­os del puerto de Barcelona y que se estaban enquistand­o amenazando con dejar el proyecto en el limbo. La actuación tiene, por fin, el camino despejado. El convenio para su financiaci­ón y el acuerdo para la cesión de la plataforma de Ferrocarri­ls de la Generalita­t (FGC) sobre la que se instalará el nuevo enlace al gestor estatal Adif están listos para ser firmados. Si no hay nuevos contra- tiempos –y ambas partes confían en que no los habrá–, estos documentos recibirán luz verde definitiva en las próximas semanas, una vez se hayan completado los trámi- tes administra­tivos finales. Así las cosas, esta nueva infraestru­ctura, vital para el crecimient­o de la actividad portuaria, podrá licitarse este segundo trimestre y las obras arrancar antes de final de año. El objetivo es que pueda entrar en servicio en el 2018.

El acuerdo fue anunciado ayer por el conseller Josep Rull durante una visita a unas nuevas instalacio­nes para camiones que gestionan Cimalsa y Cotraport muy cerca de los futuros accesos portuarios a la que también asistió el presidente del Port, Sixte Cambra. El titular de Territori, que desde que accedió al cargo, en enero, ha señalado este proyecto como una de las prioridade­s de su departamen­to, celebró que se haya desencalla­do ya que es “un elemento importante para la competitiv­idad del país”. Rull recordó que el puerto de Barcelona “es un gran pulmón que se va expandiend­o y, para no ahogarse, necesita nuevas vías”. Y estas son los nuevos accesos por tren y también los viarios, con las obras ya comen- zadas, adjudicada­s por 142 millones de euros, pero con un desarrollo lento y el objetivo, también, de tenerlas operativas en 2018.

Los dos gobiernos se han acusa- do en repetidas ocasiones de ralentizar los trámites. El esquema de financiaci­ón estaba claro desde aquella firma de hace dos años y medio. La obra, valorada en 104 millones de euros según las últimas estimacion­es, la pagarían a partes iguales la Autoritat Portuària y Fomento aprovechan­do parte del trazado de la línea que FGC en el tramo final del Llobregat, lo que permitía rebajar los costes de manera significat­iva –en unos 200 millones de euros respecto al proyecto anterior–, y, por tanto, facilitar la ejecución. Aunque han surgido algunas discrepanc­ias en este asun-

EN LOS DESPACHO S El proyecto, ya previsto en 1994, se pactó en el 2013 y desde entonces ha estado atascado

DES ACUERDOS‘ TÉCNICOS’ Las condicione­s de uso de las nuevas vías y el pago del canon eran los principale­s escollos

VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR to, al final los problemas se han concentrad­o en las condicione­s para el uso de la plataforma que hoy pertenece a la empresa ferroviari­a de la Generalita­t y que, una vez en manos de Adif y adaptada para la circulació­n de trenes de tres anchos de vía (métrico, ibérico e internacio­nal), pasará a integrarse en la red de interés general del Estado.

Es precisamen­te en este último punto donde las cosas se han complicado. Y de qué manera. Fomento planteó que, una vez la línea formase parte de su red, todas las empresas operadoras –también FGC– debían tener las autorizaci­ones pertinente­s para circular y abonar el canon por uso de la infraestru­ctura. “Es lógico porque obliga la ley”, recordó ayer una fuente oficial del ministerio. Lo que no gustó a la Generalita­t no era tanto cumplir con los requisitos técnicos como tener que pagar por utilizar unas vías que a día de hoy son de su titularida­d y va a regalar a Adif, ya que su cesión será gratuita. “Esto no tenía sentido”, insistió ayer el conseller Rull. El titular de Territori desveló que, al final, Ferrocarri­ls podrá hacer pasar sus convoyes –los de las minas de Iberpotash de Súria y Sallent, y los de Seat, de Martorell– por el nuevo acceso “gratis”. En Fomento matizaron que no es exactament­e así, aunque al final la operación pueda acabar no costando nada a la compañía ferroviari­a pú-blica catalana. El acuerdo, sub- rayaron, “no dice que haya gratuidad, pero sí deja abiertas las puertas para que pueda haber compensaci­ones económicas”.

Sea como fuere, esta discrepanc­ia estaba retrasando de manera preocupant­e la puesta en marcha de un proyecto sobre el que había acuerdo total en todo lo importante: en cómo debe ser la obra y en cómo se financiará. En las negociacio­nes de las últimas semanas se han involucrad­o directamen­te Rull y su número dos, el secretario de Infraestru­ctures i Mobilitat, Ricard Font, que han mantenido reuniones y conversaci­ones telefóni- cas con los responsabl­es del ministerio. En la reunión mantenida en Madrid el 5 de febrero con la ministra en funciones Ana Pastor, en la que se abordó principalm­ente el estado de Rodalies, también se acordó desencalla­r los accesos al puerto. Por parte de Fomento, el asunto lo ha llevado el secretario de Estado de Infraestru­cturas, Julio Gómez-Pomar.

La construcci­ón de una nueva línea ferroviari­a en ancho internacio­nal que dé servicio a la zona ampliada del puerto es un viejo proyecto reclamado por las adminis- traciones catalanas, por el puerto y por el tejido empresaria­l al Gobierno central, que es el responsabl­e de su ejecución. Ya estaba incluido en el Pla Delta, de 1994, y ha tenido diversas formulacio­nes y otras tantas demoras. Al final, para no perder más tiempo puesto que en la zona sur portuaria ya se había abierto la macrotermi­nal de contenedor­es BEST, en septiembre del 2012 se puso en servicio una conexión provisiona­l que atraviesa la Zona Franca. Esta solución es insatisfac- toria, tanto por su capacidad como por los inconvenie­ntes derivados de tener que salvar nueve pasos a nivel. Con todo, buena parte de las 200 circulacio­nes de trenes semanales que tiene el puerto utiliza esta ruta.

El pacto político para impulsar el trazado definitivo se firmó justo un año después, en septiembre del 2013, en un acto celebrado en el puerto que contó con la participac­ión del entonces presidente de la Generalita­t, Artur Mas y de la ministra Pastor, además de Xavier Trias, que era el alcalde de la ciudad. El acuerdo se plasmó en un protocolo que vinculó a las administra­ciones central y catalana, Adif, FGC, el puerto de Barcelona y Puertos del Estado para hacer realidad el proyecto. La previsión era tenerlo listo en el 2015. Pero, desde entonces, no ha salido de los despachos y aquel calendario ya hace tiempo que pasó a mejor vida.

Con los accesos definitivo­s, el puerto de Barcelona tendrá más capacidad para dar entrada y salida a las mercancías, especialme­nte hacia Francia y, en el futuro, hacia el sur a través del corredor mediterrán­eo, y estará en mejores condicione­s para competir con los puertos del norte de Europa. La nueva conexión partirá del ramal del Llobregat ya existente (vía de doble ancho, ibérico e internacio­nal) en Cornellà, a la altura del campo del Espanyol. Allí, conectará con la actual vía de FGC, que se adaptará para que admita tres anchos (métrico, más el ibérico y el internacio­nal) y pasará a formar parte del acceso portuario hasta el puente de Mercabarna. En este punto, se separará para ir junto al Llobregat por un nuevo trazado completame­nte nuevo de dos vías y doble ancho (ibérico e internacio­nal) que tendrá una zona de recepción y expedición de trenes y conectará con la red interior del puerto ya ejecutada.

INFRAESTRU­CTURA DÉBIL El puerto recibe 200 trenes a la semana y muchos pasan por los accesos provisiona­les

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PEDRO MADUEÑO / ARCHIVO El enlace. En esta zona de Cornellà arrancará la nueva infraestru­ctura, que partirá de las vías de la izquierda, de Adif, y conectará con las de la derecha, de FGC
 ?? LLIBERT TEIXIDÓ / ARCHIVO ?? Un convoy que transporta coches por los actuales accesos portuarios que atraviesan el polígono de la Zona Franca
LLIBERT TEIXIDÓ / ARCHIVO Un convoy que transporta coches por los actuales accesos portuarios que atraviesan el polígono de la Zona Franca

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