Colombia da un paso más hacia la paz
El Gobierno y la guerrilla del ELN anuncian el inicio de negociaciones oficiales
Colombia dio ayer otro paso de gigante hacia la paz. El Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla del país, anunciaron el inicio de negociaciones oficiales, tras casi dos años de diálogos secretos. El acuerdo llega en un momento en que la conversaciones con la otra organización insurgente, las FARC, están en la recta final.
El anuncio fue hecho público en Caracas, en la sede del Ministerio de Exteriores de Venezuela, donde se sospecha que se esconden los principales líderes del ELN. Por parte del Gobierno compareció Frank Pearl, exministro de Medio Ambiente, encargado por el presidente Juan Manuel Santos de los sondeos exploratorios y que también participó en la mesa de La Habana con las FARC. El portavoz del ELN fue Antonio García (alias), miembro del comando central y antiguo jefe militar de una organización que lidera Nicolás Rodríguez Bautista, alias Gabino.
En principio, Pearl y Gabino serán los jefes de las dos delegaciones –que integrarán quince miembros por cada lado– que dirigirán la fase de diálogos públicos, a desarrollarse en cinco países: Ecuador, Venezuela, Brasil, Chile y Cuba, que serán garantes del proceso de paz junto con Noruega. No obstante, la mesa principal se establecerá en Quito.
La hoja de ruta de las negociaciones estructura la discusión en seis puntos con las siguientes denominaciones: participación de la sociedad en la construcción de la paz, democracia para la paz, transformaciones para la paz, el papel de las víctimas, el fin del conflicto armado e implementación de los acuerdos.
Un aspecto significativo es que habrá un puente de contacto entre los diálogos de Quito y La Habana, según adelantó García, como recoge el documento presentado ayer: “Se establecerán mecanismos con la Mesa de La Habana para identificar temas en que se requiera coordinación y sincronía”.
De hecho, Santos autorizó el año pasado que Gabino y el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, viajaran a Cuba en secreto para reunirse y hablar de sus respectivos procesos de paz. Las palabras de García merecieron una rápida reacción de simpatía desde La Habana, donde Iván Márquez (alias), portavoz de la delegación de las FARC, tuiteó: “Dos mesas, un solo proceso”.
En el mismo sentido se pronunció Santos, que tras el anuncio de Caracas envió un mensaje a la nación donde aclaró: “Los procesos con las FARC y el ELN son distintos, pero el fin del conflicto es sólo uno”. El mandatario explicó que en las negociaciones con ELN “no vamos a acordar una nueva Comisión de la Verdad, ni un nuevo Tribunal para la Paz, ni nuevos procedimientos para el cese del fuego y de hostili-
dades definitivo, ni una nueva Misión Internacional de Verificación”, porque esos mecanismos ya se abordaron con las FARC. Así pues, el proceso de paz con el ELN podría avanzar aún más rápidamente.
“El objetivo es el mismo: erradicar la violencia de la política y propiciar el tránsito del ELN a la política legal, sin armas”, agregó Santos. El presidente advirtió que se debe “acordar un calendario preciso para la dejación de armas por parte del ELN” y dejó claro que antes de establecer la mesa de diálogo de Quito la organización guerrillera debe cumplir algunos compromisos humanitarios, como la liberación de secuestrados.
Santos dijo que Colombia se dirige hacia “la paz completa, que, por fin, se muestra posible” y se mostró optimista: “Será el fin de las guerrillas, y podremos concentrarnos todos en hacer de nuestro país, desde la democracia, la nación libre, normal, moderna, justa e incluyente que podemos y debemos ser”.
Antes de llegar a esta fase pública de negociaciones, el Gobierno y el ELN mantuvieron diálogos secretos que se iniciaron en Ecuador en enero del 2014, donde delegaciones de ambas partes se reunieron tres semanas seguidas, y posteriormente en Brasil durante 20 días más.
Al igual que las FARC, el ELN lleva más de medio siglo en activo. Fundada en 1964, esta guerrilla marxista-leninista tiene presencia en casi un centenar de pequeños municipios colombianos y cuenta con dos millares de miembros, muchos menos de los 15.000 que llegó a tener en los años ochenta bajo la dirección del sacerdote español Manuel Pérez Martínez, el cura Pérez.
Otro sacerdote, Camilo Torres, es la figura mítica del ELN. Torres murió en el primer combate de la guerrilla, en 1966, y su cadáver fue escondido por los militares. Como gesto de distensión, Santos ordenó en enero, a petición de Gabino, que el Ejército localizara los restos de Torres que, al parecer, se encontraban en un panteón militar. Un paso más de buena voluntad, que cristalizó ayer con el histórico anuncio.
“Los procesos con las FARC y el ELN son distintos, pero el fin del conflicto es sólo uno”, afirma Santos