Buenos días, tristeza
Una exposición en La Capella ‘saca del armario’ los daños psíquicos del neoliberalismo
En inglés, la expresión being blue (estar azul) se usa para expresar un estado emocional difuso que evoca tristeza, bajón, melancolía, decaimiento, depresión... Un malestar impreciso, del que nadie está a salvo, y que viene a ser algo así como “la cara B de lo que se espera del sujeto neoliberal modélico”, que por fuerza ha de mostrarse motivado, alegre, fuerte, sobreestimulado, eficiente, eufórico, en estado de subidón permanente... Pero ¿y si resulta que ese estar azul no es otra cosa que un daño colateral de ese mismo sistema económico que lo repudia? ¿Qué pasa si sacamos la tristeza del armario y compartimos nuestra vulnerabilidad?
Estas, a grandes trazos, son algunas preguntas que plantea Visceral Blue, una exposición colectiva en La Capella (hasta el 10 de abril) cuyas obras y artistas hablan desde la proximidad. “Me interesaba explorar cuál podía ser la potencia de la fragilidad, la lucidez que hay detrás de ese malestar blue, pero sobre todo qué pasa si lo compartimos, si ponemos en común esa vulnerabilidad de la que habitualmente nos avergonzamos y escondemos en el armario”, señala Anna Manubens, su comisaria.
El punto de partida fue Blue, la película de Derek Jarman que ahora tiñe de azul Klein La Capella. Una obra extraordinaria, radical y desarmante: un fundido en azul de 76 minutos cuya banda sonora actúa a modo de diario hospitalario nada autocompasivo, el propio Jarman enfermo de sida, ya ciego, la búsqueda de una vena, los sudores nocturnos, prospectos de medicamentos, poemas... El VIH vuelve a estar presente en el Anarchivo sida del Equipo Re, que recoge toda la producción cultural sobre la crisis del sida desde el año 1980. Pero la exposición atraviesa también territorios de las luchas políticas como el paro (Julia Montilla invita este domingo al mediodía en la plaza de la Trinitat a salir del armario del paro) o los desahucios: una instalación de Isaías Griñolo, a caballo en- tre la poética y la política, que tiene como elemento central un vídeo sobre la Corrala de Vecinas La Utopía, una experiencia precursora a la PAH que, además de dar soporte legal a las víctimas, realizó un importante trabajo de desactivación de la vergüenza que genera la deuda.
La muestra incluye piezas de audio, como la de Andrea Büttner que retoma fragmentos del diario del artista Dieter Roth (“siento vergüenza de cómo me obligo a actuar de forma amigable”, admite en un momento) o la de Roc Jiménez de Cisneros, que juega con el clásico techno de los noventa Higher State of Consciousness, para llevarnos a un clímax que nunca llega, mientras Antonio Gagliano construye una cabaña de vinilos donde refugiarse de los excesos de la coca.