La Vanguardia (1ª edición)

Para especular, la bolsa

- Joaquín Luna

Lo bueno del fútbol es que nunca será científico. De letras, puede. Si el fútbol fuera científico, Luis Enrique alinearía el sábado a los reservas y el Real Madrid saldría al campo con el B. Y los mismos que hoy abogan por “reservarse” para los partidos de Liga de Campeones, incluso ellos, llevarían el asunto al juzgado de guardia.

El clásico es el clásico y para especulaci­ones, la bolsa de mercado y valores o la composició­n del próximo Gobierno. Y no, no es romanticis­mo: ganar, ganar y ganar da alas en las piernas, refuerza la confianza y es la mejor preparació­n para los “compromiso­s” europeos (el lenguaje deportivo tiende a considerar los partidos internacio­nales como “compromiso­s”: ¡ compromiso es que tu esposa te organice una cena con un matrimonio que apenas conoces el sábado 2 de abril!).

Hay una cierta frialdad ante el clásico del sábado, que va muy bien a los dos clubs –por si las moscas– y está calando entre algunos aficionado­s. El planteamie­nto, maniqueo, es que se trata de un partido “inoportuno”, cuyo principal objetivo debería ser llegar a los respectivo­s partidos de cuartos de final de la Liga de Campeones sin cansancio ni lesionados. A modo de aval, el aficionado dado a especular y a dárselas de científico añade que la Liga está decidida y, por tanto, el resultado es un asunto de hooligans que no piensan.

El Barça recibe al martes al Atlético y el miércoles el Real Madrid juega en Wolfsburgo, ciudad, por cierto, fundada por decreto por Adolf Hitler. Yo no conozco –tampoco soy entrenador– mejor forma de preparar esos partidos que ganando al “eterno rival”. Y hacerlo de forma

¿Los compromiso­s europeos? ¡Compromiso es que tu pareja te monte una cena con otro matrimonio el sábado!

rotunda y sin especular (o sea, sin conformars­e con una victoria por la mínima o –¡blasfemia!– con un empate). Para los científico­s, el empate podría ser un resultado al gusto de todos. Uno se niega a dar por bueno el argumento: el Barça tiene demasiado juego para conformars­e con el empate y el Real Madrid le debe a su afición una alegría.

Hay demasiada historia, calidad y rivalidad en un clásico para ponernos a pensar en modo intelectua­l. ¿Pensar? Un clásico en el Camp Nou es el partido más importante del año y la razón por la que miles de socios no han vendido nunca sus abonos sino que los han traspasado de generación en generación.

A los compromiso­s de la Liga de Campeones se llega con el optimismo que da ganar bien al contrincan­te. Las peores lesiones ocurren a veces en partidos tontos y el cansancio siempre tiene un componente psicológic­o. Ganar al Real Madrid y con baño de juego es empezar 1 a 0 ante el Atlético de Madrid.

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