Finiquito para Neville
Se impuso la lógica, deportiva e institucional, en el Valencia. Y el hombre que Peter Lim impuso para gestionar el equipo, su amigo y socio británico Gary Neville, fue despedido ayer ante la evidencia de que con él el club caminaba hacia el abismo deportivo. El balance, desde su llegada el pasado 2 de diciembre, ha sido de tres victorias, cinco empates y ocho derrotas en la Liga. Pero no es sólo una cuestión de malos resultados, es también una cuestión estética: como ese ridículo que hizo el Valencia ante el Barcelona en los cuartos de final de la Copa del Rey. O esa salida por la puerta pequeña de la Europa League.
Tras aquel espantoso espectáculo del Valencia ante el Barcelona en la Copa, un 7-0 que permanecerá durante años en la memoria de los aficionados, Peter Lim, dueño del club, quiso mantener al técnico inglés. Hubo, al respecto, cierto espejismo, con algunos buenos resultados posteriores en la Liga; pero al final la realidad confirmó que con Neville el equipo era un juguete roto. Una estructura desconectada y, lo peor, desmotivada, sin alma. Y eso que el británico llegó para sustituir a Nuno Espírito Santo, al que se le criticaba falta de sintonía con la plantilla, y por extensión con la afición.
El experimento de Neville, diseñado por el financiero Peter Lim, ha fracasado. Ayer, el club, en un escueto comunicado, anunciaba la destitución del técnico “después de analizar con detenimiento la situación deportiva”. “El club ha decidido realizar este cambio buscando el mejor interés para el Valencia Club de Fútbol en vistas al final de la presente temporada”, añadía un texto en el que se anunciaba que Paco Ayestarán, hasta ayer segundo técnico, pasará a dirigir la primera plantilla.
Neville, por su parte, afirmó que le hubiera “gustado continuar con el trabajo”. Pero asumió que su gestión no estaba a la altura de una entidad como el Valencia CF.
La elección de Ayestarán, hombre con fuertes raíces en el club y con amplia experiencia internacional, también tiene lógica. Pues responde a la necesidad de la institución, y de su propietario, de volver a establecer complicidades transversales, entre el equipo y el entrenador, entre estos y una de las aficiones más exigentes del ecosistema futbolístico español. Porque Ayerstarán conoce bien la casa en la que trabaja ahora: ayudó a Rafa Benítez a conquistar dos títulos de Liga y una Copa de la UEFA entre los años 2001 y 2004. Y se ha fajado como entrenador en otras geografías con equipos como el Maccabi de Tel Aviv y el Santos
PACO AY ESTARÁN, NUEVO TÉCNICO El Valencia apuesta por un entrenador conectado con el club y con amplia experiencia internacional
Laguna y el Estudiantes Tecos en México.
Peter Lim, que es un ilusionista en Mestalla –casi nunca aparece–, sabe que con su tercer entrenador se la juega. Porque el Valencia, como equipo, está a un paso del divorcio con su afición si los resultados, en lo deportivo, no mejoran. Ayestarán tiene, en este sentido, un reto enorme, pues los mimbres de los que está hecho el grupo de jugadores son los mimbres tejidos por Peter Lim con la estrecha colaboración del intermediario y comisionista Jorge Mendes.
Por ello, el cambio de entrenador debe interpretarse como una última oportunidad para Peter Lim. Si los resultados acompañan, el club respirará, también su afición, cansada de tantos años de confusión e incertidumbre desde la nefasta gestión de Juan Soler. Si el Valencia sigue en caída, el que tendrá que responder ante la institución y ante la sociedad valenciana es el propietario. Un hombre que parece cada vez más alejado del club, de la ciudad y de ese elemento tan difícil de relatar que es el sentimiento. De aquí a final de temporada en el Valencia están muchas cosas en juego.
Al menos, la entrada de Paco Ayestarán se antoja, en un principio, como una buena decisión para el Valencia. Tanto o más que la destitución de Neville, que tiene el dudoso honor de haber sido el peor entrenador inglés en la Liga española.