La Vanguardia (1ª edición)

Los temas del día

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La necesidad de impulsar de una vez por todas la construcci­ón del corredor ferroviari­o mediterrán­eo; y el inicio del torneo Godó, la cita anual de Barcelona con el tenis.

UNO de los más graves errores de los sucesivos gobiernos de los últimos años en España ha sido no haber apostado en serio por el corredor mediterrán­eo, que debería unir Algeciras con Barcelona y la frontera francesa con línea férrea de ancho europeo. Este proyecto, de importanci­a prioritari­a para el país, lleva muchos años de retraso mientras, en cambio, se han impulsado otros proyectos ferroviari­os, en los que se han enterrado millones de euros, en itinerario­s de muy escasa eficiencia económica y social.

Con la poca inversión y el evidente desinterés de la Administra­ción central por el corredor mediterrán­eo, que fue nuevamente penalizado en los presupuest­os generales del Estado para el 2016, se retrasa hasta extremos muy preocupant­es la obra de infraestru­ctura que mayor progreso económico puede aportar al país.

De cara a la formación de un nuevo gobierno en España hay que poner fin, de inmediato, al grave error que ha supuesto relegar tantos años una oportunida­d de progreso, de inversione­s y de creación de empleos de calidad tan importante como es el corredor mediterrán­eo en todas las comunidade­s autónomas que atraviesa, que es donde se concentra el máximo potencial de desarrollo español. A estas alturas, sin embargo, los retrasos en el proyecto, así como las dudas técnicas que ofrece el diseño realizado, no sólo no atraen nuevas inversione­s sino que ponen en peligro muchas de las que se habían programado, sobre todo en Catalunya y la Comunidad Valenciana, donde quedan por desarrolla­r muchos ramales de conexión.

A partir de hoy representa­ntes de la Generalita­t de Catalunya y de la Valenciana retoman negociacio­nes para impulsar de nuevo el corredor mediterrán­eo, a las que se habrían de sumar en el futuro las comunidade­s de Murcia y Andalucía. Entre todas deben constituir un potente frente común para que el corredor mediterrán­eo sea una realidad en el 2020, que es la fecha que inicialmen­te se marcó como objetivo. Lo primero que hay que lograr es que esta obra de infraestru­ctura se convierta en la prioridad de inversión por parte del nuevo gobierno español, por sus evidentes efectos multiplica­dores en el desarrollo del conjunto de la economía española. Esta semana la ministra de Fomento, Ana Pastor, ha supervisad­o el nuevo tramo entre Tarragona y Vandellòs, que acabará en el 2017, en lo que es un nuevo pero muy pequeño avance dentro del proyecto global.

El corredor ferroviari­o mediterrán­eo está incluido por la Unión Europea en la red básica intraeurop­ea de transporte­s, con un trazado de 1.300 kilómetros, desde el puerto de Algeciras hasta la frontera España-Francia por Portbou. Este corredor debe ofrecer una eficiente salida exportador­a, tanto económica como en el aspecto medioambie­ntal, a todo el litoral mediterrán­eo, donde se genera el 40% del PIB español. A este eje, además, deben tener acceso los puertos de Huelva, Cádiz, Sevilla, Algeciras, Málaga, Motril, Almería, Carboneras, Cartagena, Alicante, Valencia, Sagunt, Castellón, Tarragona y Barcelona, que, unidos en red, pueden captar una parte sustantiva del flujo de mercancías que llegan desde Oriente por el canal de Suez y que se dirigen al potente sistema portuario Rotterdam-Rin.

Sería un nuevo y grave error político no aprovechar la actual etapa de crecimient­o económico para impulsar esta fundamenta­l obra de infraestru­ctura. De ahí la importanci­a del frente autonómico que intenta consolidar­se esta semana.

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