En vela, en vilo y aferrados al móvil
El seísmo sorprende de madrugada a los ecuatorianos de España, ansiosos por localizar a sus familiares
En vela, en vilo y con el teléfono móvil en la mano esperando noticias. A la amplia comunidad ecuatoriana que vive en España (450.000 personas, muchas con doble nacionalidad), el terremoto que sacudió su país la cogió yéndose a la cama. Algunos paisanos se enteraron por la mañana, de camino a misa, o al asado campestre, o al partido de fútbol o de ecuavoley, variante local del voleibol y muy popular en ese país. Otros, que estaban aún despiertos a la hora del seísmo, apenas pudieron pegar ojo en toda la noche, intentando saber del paradero y estado de sus familiares y amigos. Por vía telefónica fue casi imposible: ni por la fija, ni por la móvil. Fue la noche del WhatsApp, del Messenger y, sobre todo, de Facebook. Fueron horas de espera para localizar a seres queridos que en muchos casos estaban desaparecidos... porque estaban incomunicados.
“En las primeras horas de la madrugada todo fue difícil, luego ya fueron llegando más noticias a través de los mensajes en el móvil porque las comunicaciones estaban muy complicadas y las conexiones a internet se cayeron en las zonas más afectadas por el seísmo”, contaba ayer Fabricio Ortega, presidente de la Fenade, la federación que agrupa a las asociaciones ecuatorianas en España. “Yo apenas dormí en la madrugada –cuenta Gabriel Caizaguano, presidente de la Asociación de Ecuavoley en España–. Justo estaba chateando con un compañero de Quito y me dice que estaba habiendo un terremoto. Enseguida nos pusimos a intentar localizar a gente a través de Facebook en las zonas
Las asociaciones de ecuatorianos en Catalunya se reunieron ayer para coordinar ya el envío de ayuda
más afectadas de Pedernales y Esmeralda”. Caizaguano apenas pudo conciliar el sueño: “Me dormí a las tres de la madrugada y a las cinco y media ya volvía a estar despierto. Estamos dolidos, pero ya nos hemos reunido con el consulado para ver en qué podemos ayudar”. “Nos tocó, la situación es trágica –resume Fabricio Ortega–, pero colaboramos en lo que podemos, hemos hecho grupos de WhatsApp para ver cómo estaba la gente. Pasé todo el día preocupado por un cuñado, su mujer y su hijo de dos años que estaban desaparecidos en Pedernales, pero ya aparecieron”.
“Hoy (por ayer) estuvimos en el consulado de Barcelona para concretar un comité de ayuda y actos benéficos para recoger fondos”, explicó anoche Anabel Intriago, presidenta de la Asociación de Ecuatorianos de Catalunya, que precisamente es natural de Puerto Viejo, la capital de Manabí. “Me despertó de madrugada un primo que vive en Olot, me dijo que la familia había salido de casa, cercana a la playa, y que temía el tsunami. Estaban bien, pero desde entonces no hemos podido contactar con nadie”.