La Vanguardia (1ª edición)

Ni juntos ni cómplices

- Francesc-Marc Álvaro

No vuelvan a abrir la discusión sobre la lista unitaria, por favor. Hay debates que nacen muertos y sólo sirven para perder el tiempo. La previsión de nuevas generales ha hecho saltar todas las alarmas entre los partidos que defienden la independen­cia, y los convergent­es ya han empezado a difundir la necesidad de ir de la mano de los republican­os a Madrid. El gran argumento que ahora se pone encima de la mesa es que una lista de CDC y ERC podría evitar que En Comú Podem volviera a ser la formación más votada, como pasó el 20-D. CDC ya sabe que ERC no quiere hablar, pero desentierr­a esta cuestión y genera ciertas expectativ­as.

Si viniera un observador a nuestro país, por ejemplo un estudioso finlandés, le costaría entender que la coalición que ahora es responsabl­e del Govern no tenga una traducción exacta en las Cortes españolas para actuar colegiadam­ente de acuerdo con los intereses del Ejecutivo Puigdemont. No reeditar Junts pel Sí en las últimas elecciones generales no tenía ninguna lógica y puso en evidencia que el grupo principal del Parlament tiene una fragilidad estructura­l insalvable. Junqueras, líder de ERC y vicepresid­ent del Govern, ha expresado públicamen­te sin manías que la operación de Junts pel Sí el 27-S no salió bien y que no debe repetirse más. Conclusión: el Gabinete de

No vuelvan a abrir la discusión sobre la lista unitaria, hay debates que nacen muertos y sólo hacen perder el tiempo

la desconexió­n depende de una coalición electoral que uno de sus socios considera un fracaso. Dicho esto, ya se ve que las exigencias de la CUP no son el único problema, aunque sea el más ruidoso.

ERC aceptó de mala gana la plataforma Junts pel Sí, después de semanas de especulaci­ones, toma y daca y ocurrencia­s de gran originalid­ad, como aquella lista sin políticos. No volverá a pasar. La pérdida de votos de CDC y su complicada refundació­n son factores que dan alas a los republican­os para intentar consolidar­se como el primer partido del bloque pro-independen­cia. Además, Junqueras quiere pescar electores de la CUP y penetrar en la parroquia de Podemos y Colau. El diputado Tardà fue claro sobre las intencione­s verdaderas de la dirección republican­a: “ERC tendría que gobernar los primeros quince años de la república con los Comunes y la CUP”. ¿Y por qué no este mismo tripartito dentro del actual esquema autonómico, si resulta que –como todo el mundo admite en privado– esto va para largo?

Sobre el papel, el independen­tismo es transversa­l y supraparti­dista. También lo es a pie de calle, en las manifestac­iones nadie ha preguntado a la persona de al lado a qué partido vota. En cambio, a la hora de transforma­r en política institucio­nal este anhelo, todo chirría. La táctica a corto domina. Es lo que hay. Los convergent­es no deben insistir más en listas unitarias, tienen que aclararse, han de hacer los deberes pendientes y prepararse para el día siguiente, cuando toque explicar que los dieciocho meses era sólo una metáfora.

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