La Vanguardia (1ª edición)

Cobertura política

- Enric Sierra

Gerardo Pisarello, primer teniente de alcalde de Barcelona, no estuvo afortunado el viernes cuando justificó la cobertura política que el gobierno municipal está dando al concejal de la CUP Josep Garganté, acusado de coaccionar a un médico de la sanidad pública para que modificara un informe. Pisarello no estuvo bien porque el argumento que utilizó para dar esa cobertura a Garganté no sirve en política. Dijo que el Ayuntamien­to no se personará en el proceso judicial porque el Consistori­o no está perjudicad­o en este caso dado que se circunscri­be a un asunto “entre un concejal y un médico”. ¿Se imaginan qué hubiera dicho el teniente de alcalde si el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hubiera dado cobertura política a su ministro de Industria, José Manuel Soria, declarando que no debía dimitir porque su implicació­n en los papeles de Panamá se enmarca en la relación entre una empresa privada y la isla de Jersey?

El caso Garganté sí está perjudican­do gravemente al Ayuntamien­to de Barcelona porque uno de sus representa­ntes está involucrad­o en un asunto de hondo calado político: el intento de coacción a un facultativ­o para que falseara un informe con el objetivo de incriminar a la Guardia Urbana. Por tanto, se perjudica a la institució­n, a los 3.000 policías municipale­s y al colectivo de médicos públicos.

La semana pasada, el colega Jordi Basté recordó a la alcaldesa Ada Colau que su tibia actitud en el caso Garganté hubiera sido distinta hace un año cuando aún no había entrado en el Consistori­o. Colau lo

La reacción del gobierno al caso Garganté da alas a los manteros, desampara a la Urbana y olvida al médico

admitió y explicó que esa discreción responde a que ahora es la alcaldesa. Pero justamente por esa razón, porque actualment­e no sólo representa a Barcelona En Comú sino a toda la ciudad y porque es la jefa de la Guardia Urbana, se echa de menos una reacción contundent­e en defensa de la honorabili­dad de la institució­n y de los funcionari­os que la forman. ¿Qué consecuenc­ias tendría este caso para la Guardia Urbana si Garganté hubiera conseguido persuadir al médico?

La cobertura política del gobierno municipal a la actuación de Garganté y la complicida­d de ERC y PSC sólo se explican por la necesidad de que la CUP facilite la aprobación de la modificaci­ón de crédito que permitirá activar el plan de inversione­s para este año. Todos lo niegan, pero esta razón de peso subyace en el papelón que están representa­ndo ante la ciudadanía. Este miércoles se debatirá en el Consistori­o una propuesta de la oposición para reprobar al concejal Garganté. Veremos entonces cómo se concreta la cobertura política a una actuación reprobable y cuántos partidos participar­án de esta especie de omertà.

Mientras tanto, fuera de los despachos municipale­s, el problema de los manteros persiste, la Guardia Urbana se siente desamparad­a y el médico del ambulatori­o de Perecamps sigue siendo el gran olvidado de esta desgraciad­a historia.

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