El día del tenis escolar
El Clinic de Peugeot se ha establecido como la fiesta anual de las escuelas catalanas
Cincuenta y dos niños de entre seis y trece años, cuatro tenistas profesionales y más de siete mil espectadores (¡un lleno digno como mínimo de partido de cuartos!) dieron forma ayer en la pista central al día más familiar del Godó. Es el Clinic de Peugeot que, con los años, se ha establecido en la fiesta anual del tenis catalán y una cita ineludible de las escuelas en las que se forjan los campeones. Arropados por el entusiasmo de un público que recibió todo tipo de regalos (se sortearon incluso raquetas), jugadores que ya saben lo que es ganar como Pablo Carreño, Paula Badosa, Roberto Carballés y Nico Almagro escenificaron lo más importante en este deporte. “La nobleza, la determinación y la disciplina son fundamentales”, explicaba Josep Monclús, director de este organizado lío en que también mostraron sus habilidades con la raqueta jugadores de Special Olympics.
El mensaje, añadía Monclús, es para todos, padres, hijos y público. Y puede resumirse de forma muy breve: “Que un niño despunte pronto no es aval de nada. Este es un deporte de largo recorrido y de técnica complicada que debe comenzar a aprender de niño, preferiblemente a partir de los cuatro años... pero pocos pronósticos pueden hacerse hasta que el jugador llega a la adolescencia”, explicaba Monclús. Precisamente quien faltó a esta cita con los valores fundamentales del tenis fue Eduard Güell. El jugador del Tenis La Salut, cuya escuela dirige Sergi Corretja, hermano del doble finalista de Roland Garros, comenzó a despuntar hace tres años, pero hasta ayer, con 18, no tuvo ocasión de compartir en Twitter un motivo de alegría. “Siento no poder haber asistido al Clinic, pero feliz de estar en la final del #ITF de #Istres!”, escribió. Güell se perdió los golpes de Luis García, el campeón benjamín catalán del RCT Barcelona, capaces de despistar hasta a Nico Almagro.