La Vanguardia (1ª edición)

La llamada del triunfo

La gran esperanza del tenis mundial confiesa sus anhelos

- MARTA MATEO Barcelona. Servicio especial

El joven Alexander Zverev, alemán de ascendenci­a rusa que, según los expertos, está llamado a ser número uno del tenis, despierta el interés del torneo Godó, en el que hoy abre la pista central frente al brasileño Thomaz Bellucci .

Su sola presencia en la zona de jugadores ya impone respeto. Cuanto menos susurros. Tiene tan sólo 18 años pero está en boca de todos. Ya en su debut del lunes, en la grada se podían oír los elogios de los aficionado­s. “Lo tiene todo, ¿eh? Imagínate ese saque en pista dura…Tremendo”, analizaba un seguidor. “El otro no tiene nada que hacer si el chaval está fino”, reforzaba el de su lado. Alexander Zverev, que abre hoy la pista central ante Thomaz Bellucci (11 h), parece ajeno al interés que despierta pero cuando se sienta con La Vanguardia y otros medios de comunicaci­ón a charlar tranquilam­ente, elabora un discurso propio de futuro número uno. Disciplina. Sacrificio. Esfuerzo. Paciencia. Todas palabras clave en su argumentar­io. Cuando le preguntan qué necesita mejorar, responde tajante: “Todo”.

Lo que más sorprende del alemán es su talante. Parece que hubiera estado toda la vida respondien­do a preguntas de extraños que quieren saber todo de él. Educado y con una sonrisa que seguro no pasará inadvertid­o para el público adolescent­e, Sascha –así le llaman en su familia– es consciente de las expectativ­as puestas en él, pero rebate con cautela. “Sí que es cierto que viene un grupo de jóvenes subiendo con mucho nivel pero tenemos aún un camino muy largo. Claro que todos queremos ganar títulos del Grand Slam y ser número uno…Quien diga que no, miente. Pero al mismo tiempo sé que aún queda mucho trabajo por hacer y en mi opinión es un poco pronto para empezar a hablar de eso”.

Hermano e hijo de tenistas profesiona­les, Alexander parece destinado a ser el mejor de la familia. Sin embargo, sus pies están tan enganchado­s al suelo

“Tengo un gran respeto hacia Nadal y que Rafa diga que puedo llegar arriba me da mucha confianza”

con tobilleras de plomo, que no puede desprender­se de su núcleo. “El hecho de que haya conseguido hacer la transición a profesiona­l de manera bastante rápida ha sido gracias tanto a mi hermano como a mis padres. Me han enseñado tanto de sus propias vivencias, que me ha servido en la mía

“Queremos ganar títulos del Grand Slam, pero todavía me queda un camino muy largo: tengo que mejorar en todo”

propia”, radiografí­a. Número 51 del mundo, su progresión ha sido meteórica. No hay semana que no suba puestos en el ranking y se ha llevado titulares antes siquiera de coronarse campeón de algún torneo categoría ATP. Hasta Rafael Nadal, que salvó un punto de partido contra la promesa alemana en Indian Wells hace un mes, dijo sin atisbo de duda: “Será número uno”.

“Tengo un gran respeto hacia Rafa y los grandes. Que salga de su boca un halago así es muy diferente a que venga de cualquier otro. Ellos saben lo que hace falta para estar en lo más alto, han estado ahí, lo que significa. Si Rafa, por ejemplo, ve que puedo llegar a lograrlo, formar parte de ese grupo tan único, me da mucha confianza”, agradece con educación.

De la volea que recordará durante años, el match point bajo el tórrido sol del desierto california­no, Alexander Zverev se defiende: “En serio, esa bola desde la tele parecía mucho más fácil de lo que en realidad fue. Tenía mucho efecto, bajaba rápido… De verdad, no fue tan fácil como la gente se piensa. No es lo más fácil del mundo cuando es un punto de partido ante un jugador como Rafa”.

Respeto. Admiración. Ejemplo. Si bien todo son buenas palabras hacia las leyendas vivas de la raqueta, la mayor inspiració­n de Zverev es su hermano mayor y mentor, Mischa. “Para mí que mi hermano esté en el circuito –de hecho la semana pasada ganó un torneo Challenger, así que felicitaci­ones para él–, es genial”. ¿Puede presumir de estar cien puestos por encima en el ranking?

“Qué va, ni hablar… ¡Si aún no he podido ganarle!”, niega agitando la cabeza. Ahí está el primer indicio de inocencia de Sascha, que se tapa la cara con cierto apuro. El único signo de debilidad de alguien con madera de campeón.

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DAVID AIROB El tenista alemán Alexander Zverev, ayer en el Real Club de Tenis Barcelona

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