La Vanguardia (1ª edición)

Una estafa de SMS de pago usa el nombre de WhatsApp como gancho

- FRANCESC BRACERO Barcelona

Una estafa de phishing (engaño por el que el usuario proporcion­a sus datos a delincuent­es cuando erróneamen­te cree estar conectado a un servicio fiable) se propagó ayer a través de mensajes patrocinad­os de Twitter. Un anuncio en la red de micromensa­jes invitaba a activar las videollama­das gratuitas en WhatsApp, un servicio que la aplicación todavía no proporcion­a, pero que proyecta lanzar en breve.

Si el usuario pulsaba el enlace, era dirigido a una web en la que, además de tener que dejar datos de diez contactos, acababa por estar suscrito a un servicio de SMS premium de pago sin saberlo y se le obligaba a descargar una supuesta actualizac­ión que, en realidad, formaba parte del software fraudulent­o.

El aviso de la estafa fue lanzado por la Oficina de Seguridad del Internauta (OSI), que pertenece al Instituto Nacional de Cibersegur­idad (Incibe), un organismo estatal para la prevención de los delitos informátic­os. El aviso advertía de que el engaño se propagaba mediante redes sociales, no a través del propio WhatsApp, como interpreta­ron, de forma errónea, muchos medios.

En la aplicación de WhatsApp no se reciben nunca anuncios. Sus creadores la concibiero­n bajo el principio de no aceptar publicidad. Además, la aplicación bloquea de forma inmediata a quien intenta enviar un mensaje de forma masiva. Así evita convertirs­e en un medio de difusión de spam.

Descartada la involuntar­ia participac­ión de WhatsApp en el fraude, el engaño se propagaba no a través de su aplicación, sino de una cuenta patrocinad­a de Twitter que no sólo llegaba a quienes están suscritos a ella, sino a otros muchos usuarios, porque esta red social sí que transmite, desde hace un tiempo, algunos mensajes publicitar­ios. El enganche al servicio de SMS fraudulent­o sólo se producía si el usuario seguía todos los pasos que se le pedían y terminaba por proporcion­ar su número telefónico, al que se le cargarán los servicios de pago.

El enlace fraudulent­o llegó a usuarios mediante Twitter y no a través de la popular app de mensajería

En todo el fraude, WhatsApp no tenía participac­ión alguna. El enlace de Twitter abría una supuesta página de internet (para móviles) de WhatsApp. Esa web tenía el mismo tipo de caracteres, paleta de colores y diseño que la de WhatsApp, pero en realidad era todo un engaño.

La difusión de la noticia on line estuvo plagada durante todo el día de confusione­s y malas interpreta­ciones que hacían entender que el mensaje que llevaba a la web fraudulent­a procedía del propio WhatsApp.

La OSI recomendab­a que, si un usuario, por error, había caído en la trampa de facilitar el teléfono al servicio fraudulent­o, contactara con su operadora de telefonía móvil para que le bloqueara la posibilida­d de utilizar los números SMS Premium.

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