La Vanguardia (1ª edición)

Los Mossos discrepan entre sí durante el juicio de Quintana

- SANTIAGO TARÍN Barcelona

Lo normal es que los mossos y los manifestan­tes se echen la culpa de unos incidentes. Lo insólito es que los que se contradiga­n sean los mossos entre sí. Esto es lo que ocurrió ayer en el juicio por las lesiones que sufrió Ester Quintana tras la manifestac­ión del 14 de noviembre de 2012. Los agentes no se pusieron de acuerdo ni siquiera en cuáles eran las órdenes sobre cómo disponer las furgonetas en el lugar donde se produjo el incidente.

Las discrepanc­ias no son baladíes, porque los dos mossos que se sientan en el banquillo sostienen que ellos no efectuaron el disparo que dejó sin un ojo a Quintana. La cuestión es que aquella noche, a la hora en que resultó herida la mujer, en la zona había un grupo de tres furgonetas de los antidistur­bios, las dotaciones 40, 403 y 414. Ayer declararon parte de las dos últimas unidades, con resultados bien dispares.

Y bien sorprenden­tes. La versión que parte ahora de los Mossos es que la dotación 414 se saltó todas las normas y ha expedienta­do a sus agentes por ocultar informació­n. Pues bien, el cabo del grupo declaró ayer ante el tribunal que siempre actuó bajo órdenes del subinspect­or que está en el banquillo. Y que este le dijo que se pusiera a su altura en las calles anchas, porque el furgón que llevaba era antiguo, corría poco y llegaba tarde. Esta versión choca con lo dicho por el subinspect­or en su día y ayer por el cabo de la 403, que aseguró que las instruccio­nes eran ir en línea y que la 414 intentó adelantarl­e varias veces, por lo que ordenó

Los agentes no se ponen de acuerdo ni sobre las órdenes para colocar las furgonetas

a su conductor impedírsel­o.

En cuanto a disparos, todos oyeron detonacion­es, pero de otros. El cabo de la 403 declaró que su escopetero no bajó su arma porque no era necesario. Y el de la 414, que su escopeta se quedó en el vehículo porque al responsabl­e de ella le dolía la espalda, pero que no le comentó eso a su jefe. Para acabar, la 414 hizo aquel día diez disparos, dos salvas y ocho proyectile­s viscoelást­icos (alguno que no constó en el informe del incidente) bajo su supervisió­n, pero ninguno donde cayó Quintana. Eso sí, disparó un viscoelást­ico en la esquina de abajo, donde el agente actuó sin órdenes.

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