Confianza ciega
PSICOLOGÍA. El Barça se ha fumado todo su cojín de seguridad en tres jornadas y ha dado vida a los perseguidores. Pero esta debe ser la última de sus preocupaciones. A pesar de todo, el Barça sigue dependiendo de sí mismo, y ganar los cinco partidos parece factible teniendo en cuenta que el mejor clasificado de los rivales –precisamente el Deportivo– es decimotercero. Puede que el Barça tenga otros déficits, pero el domingo se confirmó que el principal hoy es la falta de confianza, que repercute en la precisión. Valga un dato: en los dos últimos partidos contra el Valencia, el Barça tiró a puerta 24 y 22 veces; la diferencia es que en la Copa marcó siete goles y el domingo, uno. Escuchados exfutbolistas y psicólogos, todos coinciden en que es imperativo lograr que los jugadores confíen ciegamente en lo que hacen y en sus evidentes capacidades. Desde fuera, tampoco queda otra opción que confiar a ciegas en que el Barça regresará a su mejor versión, que la seguridad de Piqué es la de todo el vestuario y que el nerviosismo que transmite el entrenador no lo contagiará a sus hombres. Y rezar para que no se produzca ningún contratiempo que ponga a prueba la hoy frágil moral barcelonista. BARTRA. Hoy será titular en la Liga seis meses después, en un partido envenenado. Sale a jugar una final sin continuidad ni confianza, y además tiene poco que ganar: si le sale bien, no cambiará su ostracismo; si falla, dará la razón a su entrenador por haberle arrinconado. Y eso que su actitud es impecable. VÍCTOR. Poco tienen que ver el Deportivo y su goleador Lucas de la primera vuelta (27 puntos y 12 goles) con los de la segunda (11 puntos y 4 goles), y sin embargo siguen siendo un rival serio. Es un equipo bien organizado defensivamente, que protege mucho los espacios interiores por donde más insiste el Barça. Víctor Sánchez ya ha arrancado dos empates del Camp Nou, aunque también es cierto que su equipo se siente más cómodo como visitante que en Riazor.