La reacción se queda a medias
El Espanyol iguala un gol del Celta con un juego más brillante que efectivo y sigue sumando
Lo de anoche en Cornellà fue una reacción tan anhelada como frustrada. El Espanyol volvió a jugar a fútbol, a crear juego y ocasiones, aunque eso sólo le llegó para igualar el gol inicial de un rival al que le regaló la primera media hora de juego. Si la hubiese aprovechado podría haber ganado para sellar una salvación que llegará con más sufrimiento del deseado. Al menos, el españolismo pudo salir por un día contento de su estadio.
Galca se desdijo y los cambios que había anticipado tras la humillante derrota del viernes en el Ciutat de València se quedaron finalmente en el relevo, obligado, de Gerard Moreno por Caicedo en punta de entrada. Nada más.
Con lo puesto, el Espanyol empezó bien. No se había alcanzado el minuto 8 cuando Abraham robó un balón a Chelo Díaz en el momento en que se disponía a iniciar una jugada, se plantó solo ante Sergio y erró en el mano a mano. Fue la única ocasión que tuvieron los locales en unos primeros minutos erráticos, en los que el Celta se hizo con el control del juego y asedió el área de un Espanyol que se limitó otra vez a verlas venir.
Y lo que en principio parecía un alarde de eficacia defensiva acabó siendo un desastre, ya que en la primera ocasión que tuvo, el Celta la metió. Orellana centró desde la derecha, Pau salió en falso y Aspas remató en el primer palo en posición acrobática para marcar en el minuto 29. Era también el primer disparo a puerta de los visitantes.
A los blanquiazules no les quedaba otra que reaccionar. Y para sorpresa y alegría de su afición lo hicieron. En sólo tres minutos, el Espanyol dispuso de hasta tres ocasiones claras para igualar: un disparo exterior de Diop en el 33 que culminaba una acción ofensiva que acabó en las manos de Sergio, un centro de Marco Asensio que cabeceó Abraham por encima del larguero (35) y una apertura del propio Abraham a Hernán, que lanzó el balón a las nubes ante la salida de Sergio (36).
Aunque el honor del empate le correspondió a Marco Asensio, que quiso reaparecer como jugador decisivo con un golazo desde la frontal. La defensa gallega achicó un centro de Hernán y el balón fue directo al balear, que lo dejó botar antes de ensayar un zurdazo que se coló por la escuadra izquierda de Sergio haciendo inútil su estirada. En apenas diez minutos el Espanyol había sido capaz de reaccionar, de generar todo lo que no había generado ¡en partidos! e igualar un partido que se había puesto muy feo.
El partido se fue al descanso con ese resultado y esa inesperada efervescencia blanquiazul en pleno auge. El riesgo era que tras la reanudación esa reacción se disipase. Pero los blanquiazules salieron del vestuario con la misma intensidad y, sobre todo, las ganas de ir definitivamente a por el partido, presionando incluso al portero visitante, algo que ya ni se recordaba.
Eso obligó al Celta a resguardarse más. Más allá de un cabezazo de Nolito por encima del larguero en el 50, los gallegos se concentraron en defenderse para cambiar totalmente el signo al partido. El Espanyol dominó ese segundo periodo de principio a fin, pero ante un rival conservador volvió a mostrar sus carencias ofensivas y fue incapaz de llegar como lo había hecho ante un rival más alegre. La única ocasión fue un centro-piedra de Duarte que Gerard no acertó a rematar a boca de gol en el 64. Galca también creyó en la victoria y sacó a Caicedo con casi media hora de juego por delante sin sentar a Gerard para disponer un 4-4-1-1. Después Burgui tomó el relevo del canterano. El gol no llegó, pero por un día el españolismo soñó en lugar de sufrir. La mala noticia: la quinta amarilla de Víctor Sánchez.
Con el gol en contra, los blanquiazules crearon más fútbol en 10 minutos que en varios partidos