La Vanguardia (1ª edición)

“¡Cuántos periodista­s!”

Marcel Granollers acapara el interés de la jornada: hoy se mide con Rafael Nadal

- SERGIO HEREDIA Barcelona

Tuvimos la oportunida­d de entrevista­r a Marcel Granollers (30) hace 16 años.

Fue en un reportaje para nuestro Magazine. Buscábamos a los tenistas del futuro, y los expertos nos habían propuesto nueve nombres: los de ocho niños y una niña. Charlamos con ellos, y publicamos la historia. Con el tiempo, casi todos aquellos muchachos desapareci­eron de escena. Fueron víctimas de carreras dispares, irregulare­s. Javier Viguera y Carlos Rubio, por ejemplo, los mejores talentos de su generación, ya no aparecen en las estadístic­as del ATP Tour.

Es una pena: sus familias habían invertido mucho en ellos. Un dineral.

El caso de Granollers es otro cantar. La familia acertó con él: ahí sigue.

“Deseo que Nadal siga al nivel de Montecarlo; aunque espero que no lo haga ante mí”

En aquellos días del año 2000, conversamo­s con él en las pistas del RCT Barcelona, su club. Era un niño de trece años, largo y afilado como un pararrayos. Medía 1,75, pero calzaba un 45: le quedaba margen para crecer. Hijo de un empresario y una profesora de Barcelona, estudiaba segundo de ESO. Moisés Pozo, su entrenador en aquel entonces, lo definía como “un talento natural”. Y él ponía de su parte: “Cuando cojo la raqueta, es el mejor momento del día”, nos dijo.

Con el tiempo, Granollers ha ido haciendo sus cosas. Ha ganado cuatro títulos ATP y ha llegado a aparecer en el top 20 mundial (lo hizo en el 2012; hoy es el 50.º). Ha derrotado una vez a Murray (2013, Roma) y dos veces a Wawrinka, por citar dos huesos. No es poca cosa. Ya lo ven: está consolidad­o en el ATP. Gracias al tenis, ha ingresado 6,5 millones de euros en doce años.

Sin embargo, algunas cosas aún le pillan por sorpresa. Ayer, cuando entró en la sala de prensa del RCT Barcelona, larguiruch­o él (acertamos, ha alcanzado el 1,91 de estatura), exclamó: –¡Cuántos periodista­s! Éramos bastantes cronistas, es cierto. Más de dos docenas. Muchos, en realidad, tratándose de una rueda de prensa prematura y en la que no intervenía ninguna de las estrellas del torneo.

Lo que pasa es que Granollers, que acababa de superar a Daniel Muñoz de la Nava (6-4 y 6-3), se había convertido en el próximo rival de Rafael Nadal. Y ese dato puntúa.

Así que, por unas horas, Granollers se vio como el personaje del día (sobre todo, tras las retiradas por lesión de Ferrer y Gasquet, o tras las eliminacio­nes de Bautista y Gulbis). Y su rueda de prensa se prolongó por un buen rato.

–Has sacado bien –se le comentó (sirvió con frecuencia por encima de los 200 km/h; en algún momento, superó los 206 km/h; firmó diez aces).

–El saque me está funcionand­o desde hace meses. Y eso me está permitiend­o ganar muchos juegos cómodament­e. –Y a Nadal, ¿cómo lo ves? –De él espero su mejor versión. Quienes le habían dado por muerto se equivocaba­n. Es uno de esos tenistas capaces de reorientar­se en cualquier momento. Deseo que siga jugando al nivel de Montecarlo, aunque espero que no lo haga frente a mí...

–¿Qué pasa por la mente de un jugador cuando se ha perdido la seguridad?

–Ansiedad, miedos, dudas. No sabes si serás capaz de mantenerte en el ranking. Como solución, sólo hay una: debes seguir trabajando día a día. Así es como consigues darle la vuelta.

Luego se fue a darse un respiro. A última hora de la tarde volvía a la pista, ahora en el cuadro de dobles, junto a Pablo Cuevas, su nueva pareja en la pista.

Veremos si hoy está entonado.

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DAVID AIROB Granollers celebrando un punto ante Daniel Muñoz de la Nava, ayer en el RCT Barcelona

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