El Gobierno admite que el déficit sólo puede bajar al 3,6%
Con la nueva senda, las autonomías han de rebajar el gasto entre 2.000 y 3.000 millones
Las previsiones “realistas” y “prudentes” que hace días prometió el ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, se concretaron ayer en la relajación de los objetivos de déficit para este año y el próximo: 3,6% del PIB (frente al 2,8% comprometido en su día con Bruselas) y el 2,9% (1,4%, en el programa de estabilidad del año pasado), respectivamente. El máximo responsable de Economía defendió en el Congreso de los Diputados que esta nueva senda fiscal, que han tratado con las autoridades comunitarias y estará incluida en el programa de estabilidad que han de entregar a la Comisión Europea a finales de mes, “nos permitirá reducir el déficit sin poner en peligro el crecimiento económico”.
Después de reiteradas promesas de cumplimiento, hace unas semanas el Gobierno confirmó que el desvío presupuestario en el 2015 había alcanzado el 5% del PIB, lejos del 4,2% previsto. Desde ese nivel, defendió Guindos, los 1,4 puntos de reducción necesarios para alcanza el nuevo objetivo de déficit procederán de la aportación del crecimiento económico –que finalmente cifró en alrededor de un 1% del PIB–, “del recorte de gasto de 2.000 millones” en la administración central –anunciadas el pasado viernes por el ministro Cristóbal Montoro– y las medidas de contención de las cuentas autonó-
Las últimas previsiones moderan la caída de la tasa de paro y de la deuda La AIReF considera “razonable” el nuevo objetivo de desvío presupuestario
micas. Según los argumentos del ministro de Economía en funciones, y en línea con las estimaciones apuntadas ayer por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Financiera (AIReF), la contención de gasto que trata de imponer Hacienda en los presupuestos territoriales supondría una reducción de dos o tres décimas del PIB, es decir, en torno a los 2.000 o 3.000 millones.
Sin entrar en detalles, Guindos aseguró que las ocho décimas de desfase presupuestado ‘ganadas’ han de trasladar ahora entre la administración central y las comunidades autónomas. Este nuevo marco apunta a una revisión del objetivo de déficit para las administraciones autonómicas que hasta el momento se situaba en el 0,3% del PIB.
El pasado fin de semana en Washington, el ministro de Economía ya adelantó que el cuadro macroeconómico contemplaba una rebaja de la proyección de crecimiento –tres décimas menos este año, hasta 2,7%, y, medio punto en el 2017, 2,4% –, mientras que la creación de empleo rondaría los 900.000 puestos de trabajo en estos dos años. Guindos concretó ayer que también bajan las previsiones de la tasa de paro al situarlas en el 19,9% este 2016 (dos décimas menos de lo fijado el año pasado) y el 17,9% en el 2017 (tres décimas menos).
Este último cuadro también recoge un ritmo de reducción de la deuda pública aún más suave, al situarla en el 99,1% del PIB este año y prever una reducción de sólo una
décima el siguiente. En abril del año pasado, las previsiones para Bruselas contemplaban bajar hasta el 96,5% en el 2017.
La nueva senda de déficit público, junto a la previsión actualizada de crecimiento para España, fueron calificados de “razonables” ayer mismo por el presidente de la AIReF, José Luis Escrivá, quien siguió reclamando información para poder conceder o no su aval.
A pesar de las quejas de los grupos parlamentarios –salvo el PP– y de la AIReF, el ministro de Econoción mía en funciones no dio más detalles sobre el programa de estabilidad y el plan de reformas en el que aún trabajan. Sí aseguró que los cálculos sobre el 2017 están realizados bajo el supuesto de que no se aplicarán nuevas reformas, debido a la ausencia, de momento, de un nuevo ejecutivo. “Todavía no tengo un programa de estabilidad concreto, he venido con las cifras fundamentales. El Gobierno tiene tiempo para aprobar los detalles”, se justificó en referencia a que prevén aprobar toda la documentamas que remitirán a la Comisión Europea el próximo viernes 29.
A lo largo de su intervención parlamentaria, Guindos hizo esfuerzos para no transmitir la idea de que la negociación con Bruselas estaba cerrada. En todo caso, admitió que los nuevos límites de gasto público han sido “tratados”, hablados”, “coordinados” con la Comisión Europea y, en concreto, citó sus contactos en la reunión de primavera del FMI con el comisario de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovisci.