Fortaleza desalmada
Sólo los refugiados con medios económicos podrían viajar por Sudán y Libia
Una de las consecuencias del bloqueo de la ruta balcánica a través de Grecia de los refugiados de la guerra de Siria es que llegar a Europa por vías alternativas será más caro y puede resultar más peligroso.
Huir de la guerra es un drama humano que exige mucho valor y cuesta ingentes cantidades de dinero. Una de las consecuencias del bloqueo de la ruta balcánica a través de Grecia, tras los acuerdos de la UE con Turquía sobre las repatriaciones, es que para los sirios y los refugiados de otros países llegar a Europa por vías alternativas será más caro y puede resultar también más peligroso.
Desde la Organización Internacional para la Migración (IOM), una entidad fundada en 1951, con sede en Ginebra y que analiza a diario la crisis, no tienen aún claro si va a haber un desvío masivo del flujo humano a través del Mediterráneo central e Italia, como algunos gobiernos y oenegés temen, o bien se producirá una disminución total del éxodo.
“No tenemos evidencias, pero la pregunta que nos hacemos es si esta segunda oleada de refugiados de Siria, desde el punto de vista de la clase social, son gente que aún puede gastarse ese dinero –asegura a La Vanguardia Flavio Di Giacomo, portavoz de IOM en Italia–. Probablemente los ricos ya se han marchado y quienes escapan hoy no poseen los mismos recursos que aquellos que lo hacían dos años atrás”.
Di Giacomo se refiere a la ruta que solían tomar una parte de los sirios. Desde Estambul o Beirut volaban a Jartum, en Sudán, o a la misma Trípoli, en vuelos regulares. Una vez en la costa libia, los traficantes los embarcaban en cuestión de días, si era posible, hacia Italia. Como pagaban más, pasaban por delante de los subsaharianos que querían realizar el mismo trayecto y obtenían lugares más seguros en las barcas.
“Cuando se cierra una ruta, se abre otra que, por lo general, es más larga y peligrosa”, advierte Di Giacomo. El portavoz de la IOM descarta que los sirios puedan realizar el viaje por mar directamente desde Turquía hasta Italia. Se necesitarían barcos más grandes y entre una o dos semanas de navegación, con el riesgo de ser interceptados y obligados a dar marcha a atrás. La alternativa más factible, pues, sería volver a los vuelos hasta Sudán o Libia, para después seguir por mar, pero eso cuesta mucho dinero.
Otra gran incógnita que hace difíciles las previsiones es la situación en Libia, muy inestable, y la posibilidad de algún tipo de intervención internacional. “Los traficantes prefieren trabajar en un ambiente bastante pacífico”, apunta Di Giacomo. Es un error, recuerda el portavoz de la IOM, pensar que todos los inmigrantes subsaharianos que llegan a Libia pretenden dar el salto a Europa. Muchos de ellos quieren encontrar trabajo allí, como sucedía desde hacía años. El problema ahora es que eso es difícil y su seguridad está amenazada. Hay quien, tras la mala experiencia libia, decide regresar a su país. Bastantes no lo consiguen y apuestan por irse a Europa precisamente para escapar de Libia.
La peligrosidad de la ruta por el Mediterráneo central ha vuelto a ponerse en evidencia con el último naufragio en el que se teme que hayan muerto más de 400 personas. Se ha sabido que el barco no partió de Egipto, como se suponía en un principio, sino de Tobruq, en Libia. Según el testimonio de los 41 supervivientes –somalíes, sudaneses, etíopes y egipcios– hubo dos embarcaciones implicadas. En el transbordo de una más pequeña a otra más grande, esa segunda se hundió, ahogándose la mayoría de sus ocupantes. Quienes sobrevivieron fueron recogidos por un mercante que los trasladó a la localidad griega de Kalamata, en el Peloponeso. Funcionarios del Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados y de la IOM recogieron sus testimonios y los consideraron muy verosímiles. Había relatos desgarradores, como el de un etíope, Mohamed. “El barco se hundía y hundía, y toda la gente se ahogó en cuestión de minutos –dijo el superviviente–. Vi morir a mi mujer, a mi hijo de dos meses y a mi cuñado”.
El Gobierno de Matteo Renzi continuará presionando a la UE para que decida, en su cumbre de finales de junio, un plan integral –bautizado, en inglés, como migrant compact, para ponerlo al mismo nivel que los compromisos de disciplina fiscal– para afrontar a medio plazo el éxodo procedente de África. Le contestó ayer, por carta, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, quien aplaudió la propuesta de Renzi aunque insistió en que la UE ya tiene iniciativas similares. Hay divergencias sobre la financiación. Alemania se opone a la emisión de eurobonos. Renzi querría ver acuerdos de inversión en los países africanos y de flujos pactados de inmigrantes legales, ligados al compromiso del control de fronteras y de la lucha contra las mafias de los traficantes. Tal como está el debate en Europa, será muy difícil que pueda concretarse un consenso capaz de dar un giro a la situación.
Renzi propone un plan integral que frene y controle el éxodo africano La ONU cree que sí se produjo el naufragio con más de 400 muertos