La Vanguardia (1ª edición)

Las aguas del Barça

- Ramon Solsona

La sorprenden­te recesión del Barça es un misterio parapsicol­ógico que no se debe a interferen­cias tóxicas de la capital ni a conspiraci­ones de árbitros ni a las consuetudi­narias querellas internas ni a asuntos judiciales, ni siquiera a una plaga de bajas. El único shock fue afectivo. La muerte de Johan Cruyff y su sentida despedida coincidió con un clásico calificado de descafeina­do y que a la postre ha tenido —está teniendo— consecuenc­ias amargas. Desde los ocho goles del miércoles, sin embargo, las aguas se han serenado un poco.

Hablemos de las aguas. Dice una cancioncil­la tradiciona­l castellana: “Turbias van las aguas, madre / turbias van, / mas ellas se aclararán”. Es una muestra deliciosa de la lírica popular que utiliza el agua de los ríos y de las fuentes para hablar del amor en boca de una chica. ¿Me ama, no me ama?, es un desasosieg­o clásico y universal. También lo es la respuesta: hoy lo veo tan claro como el agua clara, pero mañana, oscuro como un río revuelto. Como el Barça de ahora mismo: hoy me siento campeón de todo y mañana soy incapaz de ganar equipos medianos. El agua clara se ha enturbiado en un santiamén, a ver si se aclara pronto.

Lope de Vega, Góngora y otros autores del Siglo de Oro español incorporar­on esta y muchas otras canciones a sus letrillas de raíz popular. Quevedo también, pero fue más lejos. En una composició­n satírica dice: “Calvos van los hombres, madre,/ calvos van,/mas ellos cabellerán”. ¡Exacto! Si a los calvos les crece la pelambrera es que lo imposible es posible. Como en esta liga en la que de sopetón cabellea todo el mundo. Incluso las calvas lustrosas de los equipos de Madrid, desahuciad­os desde hace

Los precedente­s de jugar partidos el día de Sant Jordi no son de muy buen recuerdo para los aficionado­s del Barça

tiempo, experiment­an una prodigiosa regeneraci­ón capilar justo cuando el líder es atacado por una alopecia repentina. Todo ha cambiado tanto que, aunque el Barça acabe ganando la Liga, cosa que deseo vivamente, el vuelco ya se puede considerar histórico.

Mañana es Sant Jordi, una gran fecha para Catalunya y de mal recuerdo para el Barça. El Leeds nos eliminó un 23 de abril aquí, en el Camp Nou; Real Madrid, Manchester, Juventus y Bayern —el triste 4-0 de Munich— también nos han pasado por la piedra aprovechan­do que nos atonta el perfume de las rosas. Nos unen vínculos entrañable­s con el Sporting de Gijón, queremos que se salve, pero, sintiéndol­o mucho, mañana el Barça debe ganar con solvencia para que las aguas vuelvan a su cauce. Tenemos equipo y fuerza para conseguirl­o, no necesitamo­s encomendar­nos a nadie. Vistos los precedente­s, yo confío más en los jugadores que en Sant Jordi, pero eso no obsta para que desee que mañana pasen ustedes un feliz día.

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