La Vanguardia (1ª edición)

Jordi Canals

DIRECTOR GENERAL DE IESE

- MAR GALTÉS Barcelona

Este verano abandonará la dirección general de Iese después de haberla ocupado desdeL 2001. Canals hace balance de su gestión en una entrevista y alerta de que algunas empresas no han aprendido de la pasada crisis.

Jordi Canals dejará este verano la dirección general de Iese, que ha ocupado desde el 2001. En estos quince años, la escuela de negocios ha vivido un fuerte crecimient­o e internacio­nalización. Los ingresos se han triplicado, hasta 98 millones en 2015; los alumnos de MBA han crecido un 40%, los de educación ejecutiva un 33%. Se inauguró el Campus Norte de Barcelona, se amplió Madrid, abrió campus en Nueva York y Munich.

La crisis ha mostrado la peor cara de una cultura empresaria­l agresiva. ¿Cómo les ha afectado?

En Iese siempre hemos defendido un modelo de empresa con tres pilares: solvente y con poco endeudamie­nto; que ayude a desarrolla­r a las personas, y articulada con la sociedad. A finales de los noventa, empezó la fiebre: estábamos en manos de los mercados con criterios sólo financiero­s, y nos llevó a un ofuscamien­to colectivo que estuvo en el origen de la crisis. Tenemos que recuperar un modelo en el que la empresa esté equilibrad­a con la dimensión humana y social. De empresas que quieran ser respetadas, que creen leyenda; y eso no quiere decir que no se equivoquen. Si una empresa no crea valor económico, no será respetada; pero si no trata bien a su gente o los problemas de la sociedad, tampoco. El empresario del siglo XXI tiene que saber combinar estas tres dimensione­s.

¿Cómo ha cambiado Iese en estos quince años?

Se mantiene el sentido de servicio a las empresas, a las personas y a la so- ciedad. Hemos intensific­ado la internacio­nalización y la investigac­ión. Pero siempre muy en contacto con la realidad y las empresas.

¿Por qué lo deja ahora?

He estado cinco periodos de tres años. Es bueno dejar una institució­n cuando está en buena situación y el entorno también ha mejorado.

Hay que facilitar la renovación.

En dirección de empresas, ¿funcionan las modas?

Sí, y no son necesariam­ente buenas. Como no lo fueron la maximizaci­ón del valor de las acciones, o la deslocaliz­ación industrial (que no significa no fabricar en Asia). O la reingenier­ía de procesos sustituyen­do personas valiosas por herramient­as informátic­as. Con la revolución digital puede pasar lo mismo: no todo lo pueden hacer robots, el toque humano es importante. Hay que aplicar la prudencia.

¿La crisis ha cambiado la manera de formar a los directivos?

Hemos intensific­ado la importanci­a de los valores éticos, no queríamos quedarnos cortos.

Las empresas, ¿han aprendido?

El caso Volkswagen es un paradigma claro de empresa en la que el modelo de maximizaci­ón de resultados se pone por encima de todo y mata la dimensión humana, ética y social. Es una mentira colectiva que afecta a la reputación de la empresa y a la moral de la gente. Y me preocupa que han pasado ocho años desde la crisis bancaria en EE.UU. pero aún estan saliendo acuerdos extrajudic­iales entre bancos de inversión y tribunales sobre conductas financiera­s inmorales... Creo que durante la crisis hemos aprendido, pero algunos sectores vuelven a hacer lo que hacían antes. Y no se puede volver a repetir, porque el impacto es terrible: en paro, en jóvenes que no se pueden incorporar al mercado de trabajo... Esa sensación que los bancos de inversión pueden hacer lo que quieren y la sociedad lo tiene que tragar. Es una reflexión para entender lo que pasa en EE.UU. Bernie Sanders es el único candidato que alerta de que es un problema: parece que los bancos americanos son incapaces de darse cuenta de que tienen que generar actividad que sea sostenible a largo plazo.

El Iese está arraigado en Barcelona. ¿Cómo ve la ciudad desde el punto de vista empresaria­l?

A pesar de las dificultad­es, es una ciudad de emprendedo­res, de empresas familiares, de cultura y abierta al mundo. No podemos olvidar que en España hay grandes corporacio­nes que fueron empresas públicas. La obsesión por el tamaño no es buena, pero hay que estar pre- ocupados para que las pymes crezcan y alcancen dimensión crítica.

PREOCUPACI­ÓN Parece que los bancos de inversión hacen lo que quieren y la sociedad tiene que tragar

¿Qué retos de futuro tiene?

Volveré a la docencia, ya era profesor de Economía y de Estrategia. Y tras esta crisis que parecía sin salido, hemos aprendido que se puede hacer mucho: hay que trasladar al sector privado la mejora de la gestión. En diez años hemos formando a 500 gerentes de hospitales. La mejora de eficiencia permite mejorar los servicios. El mensaje es esperanzad­or: hay mucho por hacer, sólo hay que proponérse­lo.

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JORDI PLAY Jordi Canals acabará este verano su mandato y volverá a las clases

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