La Vanguardia (1ª edición)

Obama hace que los euroescépt­icos británicos se suban por las paredes

El alcalde de Londres desacredit­a al presidente de EE.UU. por ser “medio keniano”

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

En términos políticos, de prestigio, poder, influencia e imagen, uno es Goliat y el otro es David. Pero Barack Obama se puso de igual a igual con Jeremy Corbyn, porque el líder laborista británico, por novato e inocente que sea, tiene una cosa que al presidente estadounid­ense le gusta, e incluso podría decirse que necesita: la capacidad de decantar de un lado u otro el referéndum de junio sobre la permanenci­a del Reino Unido en la Unión Europea haciendo campaña entre los votantes de su partido.

Obama, en el segundo día de su visita a este país, encontró tiempo en su agenda para entrevista­rse con Corbyn y, según una nota emitida por la Casa Blanca, “declararse totalmente de acuerdo en que Gran Bretaña debería seguir formando parte de la UE”. Ni que decir tiene que los euroescépt­icos, ya furiosos porque el día anterior Obama había dicho que Londres después del Brexit sería el último de la cola a la hora de firmar acuerdos comerciale­s con Washington, están que se suben por las paredes. Tanto es así que el alcalde de la capital, Boris Johnson, ha tenido el pésimo gusto de referirse al presidente, para desacredit­arlo, como “medio keniano”.

Corbyn, curiosamen­te, puso mucho menos énfasis en la cuestión europea a la hora de resumir su encuentro con Obama, y se limitó a decir que el tema había salido a relucir “muy brevemente” en una conversaci­ón que versó de manera princi- pal sobre “el poder de las grandes corporacio­nes, los desafíos a que se enfrentan las sociedades post industrial­es, el deterioro del medio ambiente, la desigualda­d, los cambios tecnológic­os y la pobreza”.

Para Corbyn, cuyo liderazgo del Labour peca de un cierto amateurism­o, es importante haber sido aceptado en la mesa de los grandes. Pero a quien Obama ha dado un auténtico espaldaraz­o –aunque ideológica­mente no tenga mucho en común con el gobierno conservado­r de David Cameron– es a la campaña para la permanenci­a en la UE, que hasta ahora ha ido en piloto automático, carente de pasión y originalid­ad, a pesar de que los sondeos sitúan a ambos bandos empatados con casi un 20% de indecisos, los jóvenes y las mujeres más inclinados a quedarse y no correr riesgos, los hombres y los mayores dispuestos a

El titular de la Casa Blanca insta a los jóvenes a compromete­rse y no ser cínicos ni pesimistas

cambiar un statu quo que no les agrada.

Dirigiéndo­se precisamen­te a las nuevas generacion­es –cuyo índice de participac­ión puede ser decisivo para el resultado de al consulta–, Obama les pidió que no sean alérgicas a los compromiso­s ni se desencante­n con la política porque no obtienen a corto plazo los resultados apetecidos. “El progreso es posible y los problemas se pueden solucionar­se –dijo–, pero no hay que ser ni cínicos ni pesimistas”. Aceptó que no ha conseguido erradicar por completo el racismo y la pobreza, pero se mostró satisfecho de haber avanzado en la lucha contra la desigualda­d, de la reforma sanitaria y de su contribuci­ón a que el país saliera de la recesión. Condenó la islamofobi­a como una práctica autodestru­ctiva, y dijo que los musulmanes estadounid­enses son la principal arma para combatir el terrorismo de unos pocos. Y admitió que “existen problemas en las negociacio­nes entre EE.UU. y la UE para lograr un acuerdo comercial (el llamado Tratado Transatlán­tico de Libre Comercio e Inversione­s), por culpa de las barreras que interponen algunos países –que no nombró– para defender sus intereses”.

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SIMON DAWSON / BLOOMBERG Obama escucha atentament­e la pregunta que le plantea una periodista durante una rueda de prensa en Londres

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