El president frente a los dragones
Puigdemont invita a los catalanes a hacerse oír y respetar ante las amenazas
Carles Puigdemont y Ada Colau se estrenaron ayer en un Sant Jordi. El president actuaba de anfitrión en el Palau de la Generalitat y la alcaldesa correspondió a la invitación en los actos institucionales, regalos incluidos. Desde la distancia ideológica, Puigdemont y Colau tienen a la CUP en común. Los presupuestos de la Generalitat y del Ayuntamiento dependen de los votos de los anticapitalistas que, de momento, no dan su brazo a torcer. La situación política de ambos no es cómoda. El futuro de sus respectivos mandatos políticos está condicionado por el futuro de las cuentas de las instituciones, pero ayer prefirieron poner el foco en “dragones” externos.
Puigdemont regaló una rosa a la alcaldesa y Colau le correspondió con el cuento Quan perdem la por, de Lúa Todó, y una dedicatoria: “President: una niña nos recuerda que no debemos tener miedo cuando se trata de defender los derechos más básicos. ¡Hagámosle caso! No podemos fallar”.
En su discurso institucional, desde la galería gótica del Palau, Puigdemont había hecho un llamamiento a los catalanes a hacerse oír y respetar frente a los “feroces dragones que nos quieren atenazar”. Reivindicó la cultura y la lengua catalana y afirmó que esta última, “necesita todavía una clara defensa” que debe hacerse, dijo, con argumentos, propuestas, compresión y diálogo. También hizo un llamamiento a la solidaridad “para todas aquellas personas que lo están pasando mal”, tanto las que tenemos cerca como “las que llaman a las puertas de Europa”. No hubo referencia al Gobierno en funciones de Mariano Rajoy, pero los tres últimos recursos presentados por el Ejecutivo central ante el Tribunal Constitucional justo 48 horas después de su reunión en la Moncloa estaban en la mente de todos.
Por lo que respecta a los actos de la Diada, la tradicional misa en la capilla del Palau de la Generalitat, oficiada por primera vez por el nuevo arzobispo de Barcelona, monseñor Juan José Omella, estuvo muy concurrida. Además del president, asistieron el vicepresidente y líder de ERC, Oriol Junqueras, y los consellers Neus Munté, Toni Comín, Jordi Jané, Meritxell Borràs, Meritxell Ruiz, Josep Rull y Santi Vila. Y también lo hicieron los expresidentes de la Generalitat Artur Mas y José Montilla, los expresidentes del Parlament Joan Rigol y Núria de Gispert, la delegada del Gobierno en Catalunya, Llanos de Luna, y el fiscal superior de Catalunya, José María Romero de Tejada, entre otros. En la homilía, que corrió a cargo de Lluís Martínez Sistach, el arzobispo emérito destacó que Catalunya es un pueblo “permanente que tiene la voluntad de mantener sus esencias como nación con una identidad abierta y acogedora”.
Tras los actos institucionales, el president Puigdemont paseó hasta la plaza Catalunya, donde participó en un brindis con cava a favor de la República catalana junto a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, representantes de la ANC, Òmnium, la AMI, dirigentes de CDC y ERC, y la ausencia destacada de miembros de la CUP.
También los distintos líderes políticos aprovecharon la mañana para pasear por las abarrotadas calles de la capital y visitar las casetas de sus partidos. Sin los rigores que impone la etiqueta institucional, entre rosas y libros, entraron a valorar el discurso del president y el compás de espera en la política española.
El más contundente fue el expresident, Artur Mas, que acusó al Gobierno español de actuar “con gran miopía política, insensibilidad social y mucha deslealtad institucional”, por dirimir conflictos que son políticos en los tribunales. El presidente de CDC consideró que la situación política española es “complicada” y que de repetirse las elecciones los partidos llamados a entenderse habrían “fracasado estrepitosamente”.
La referencia del president Puigdemont a los dragones que amena- zan Catalunya hizo fortuna y sobre ella centraron sus reacciones el resto de los grupos políticos. Así, para sus socios en el Govern, está claro que se trata de las continuas impugnaciones a leyes catalanas del Gobierno de Rajoy. Para hacerles frente, la portavoz de ERC, Marta Rovira, instó a “seguir aprobando y aplicando los marcos legislativos que decidimos de forma mayoritaria y con un consenso amplio en el Parlament”, sin depender de la consideración del Gobierno central.
Curiosamente, el líder de C’s, Albert Rivera, se mostró dispuesto a emular a Sant Jordi y abatir dragones junto a Puigdemont, siempre que se trate de “los dragones de la corrupción, los recortes y el poco respeto por los ciudadanos”. Y ya en clave de política española pidió al PP y a Podemos que, “dejen de poner palos en las ruedas”, e intenten llegar a acuerdos en los temas básicos, en vez de pensar en las elecciones.
También el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, se unió al escuadrón antidragones para combatir “los de la intolerancia”. Y señaló esperanzado que lo ocurrido en Catalunya, con el pacto in extremis que
LA OPOSICIÓN C’s, PSC y Sí que es Pot denuncian los “dragones de la corrupción”, “la intolerancia” y los “recortes” LA IGLESIA El arzobispo Sistach destaca que Catalunya “quiere mantener sus esencias como nación”
permitió investir al president Puigdemont, es un ejemplo de que, a veces, en el último momento pasan cosas inesperadas, si bien admitió que en el caso español, la cosa está “francamente difícil”. Y el líder de Catalunya Sí que es Pot, Lluís Rabell, criticó “el mal aliento de dragón que sopla desde la Moncloa contra las aspiraciones democráticas de los catalanes”. Pero también pidió “tener cuidado con los dragones caseros vestidos de Sant Jordi que aplican medidas antisociales”.
En cambio, el líder del PP en el Parlament, Xavier García Albiol, consideró “fuera de lugar y una solemne tontería”, las alusiones a dragones del president, y le acusó de buscar la confrontación. Algo en lo que coincidió con la portavoz de C’s en Catalunya, Inés Arrimadas.
Muy crítica con el president se mostró también, aunque por otras razones, Anna Gabriel. La portavoz de la CUP, que participó en una manifestación en Valencia, reclamó al Govern una mayor “acción política en clave de Països Catalans” y que se acabe “la estrecha vinculación entre el poder institucional y la iglesia católica”.