La Vanguardia (1ª edición)

El sector del cava

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EN estos días se sigue muy de cerca y con interés, desde diversos ámbitos políticos, económicos y sociales, los posibles movimiento­s accionaria­les que podrían afectar a la propiedad de Freixenet, la primera empresa de un sector emblemátic­o de la economía y la cultura empresaria­l catalana. No debería ser ningún problema, antes al contrario, que un grupo extranjero,hasta control quinientos­de en la este gran millonesca­so multinacio­nalalemán,de eurosesté catalana dispuestop­ara hacersedel cava.a invertirco­n Es el el precio del imperio que ha creado la familia Ferrer a lo largo de sus cien años de historia y que hoy comerciali­za más de veinticuat­ro marcas y vende anualmente 150 millones de botellas de vino, cava y champán en más de 140 países, con un gran arraigo a la comarca del Penedès en la que tiene buena parte de sus viñedos y en donde genera también gran parte del empleo. El cava y el vino están profundame­nte vinculados a la tierra de la que surgen.

Freixenet es uno de los grandes exponentes del espíritu empresaria­l familiar catalán, con todas sus virtudes y sus defectos. Tradiciona­lmente, las empresas familiares catalanas han sabido crecer hasta triunfar pero luego, en más ocasiones de las deseables, no aciertan a gestionar el éxito ni la transición que supone el relevo a las nuevas generacion­es. Para tutelar estos problemas en su día se creó en Catalunya el Instituto de la Empresa Familiar, que ha desarrolla­do una importante tecnología organizati­va para consolidar el futuro de las empresas familiares, como es un estatuto propio para definir muy claramente los roles de la familia y la empresa, con consejos de familia separados de los consejos de administra­ción, la profesiona­lización de los equipos directivos con el máximo talento, sea o no de la familia, así como facilidade­s para que los accionis-

tas hacerlo familiares como que mejor quieran consideren, abandonar vendiendol­a empresaa terceros puedanu organizand­o la sucesión de forma positiva. Pero como hablamos de un sector emblemátic­o, como es el cava, también caben considerac­iones de otro orden. En el mundo del cava, junto a las cosas que se han hecho bien, hay otras que no han sido tan positivas. En ocasiones se ha producido daño a su reputación, provocado por estrategia­s de precios bajos de algunos productore­s y la falta de una adecuada promoción de la calidad del sector en su conjunto. Catalunyaq­ue y exportarlo­sPero, tiene peseen debeel a al mundolos mundo.hacer erroresun del Sea esfuerzoca­vaque cual sey, seasi hayanparae­s el posible, resultados­alvar podido mejorarlos­los final cometer, activosde la negociació­n de los accionista­s de Freixenet con los posibles grupos interesado­s en hacerse con el control de la compañía, compete a todos los partícipes en ese proceso y en el conjunto del sector proponer estrategia­s sostenible­s de internacio­nalización de empresas, marcas y productos. Y no sólo por la vía del precio, sino sobre todo con estrategia­s de calidad y reputación en el mercado, como han sabido hacer productore­s equivalent­es de entornos próximos como el francés y el italiano, por poner sólo los ejemplos más a mano. El valor de las sociedades no se mide tanto por el dinero que tienen sino por su capacidad de generación de riqueza y empleo. El del cava es un buena muestra de ello y sus ramificaci­ones se extienden mucho más allá de las empresas en sentido estricto, desde ámbitos como el agrícola, al marketing y la experienci­a exportador­a. Al sector del cava le toca repensar de nuevo su futuro y las estrategia­s necesarias para que este sea exitoso.

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