No es para tanto...
Que hoy en día te sustraigan el monedero o la cartera mientras utilizas el transporte público de Barcelona no es nada extraño. Lo raro sería que no te hubiera pasado nunca. Sin embargo, que la cotidianidad haga banalizar un hecho así dice mucho de nuestra actitud conformista ante la vida, de nuestra maldita manía de comparar. “Venga, mujer, no es para tanto, peor hubiera sido que en vez de meterte la mano en el bolso te hubieran sacado una navaja”. Pues claro que hay cosas peores, por supuesto, pero hoy a mí me ha tocado vivir esta.
Lo más curioso de todo, en mi caso, es que me ha sucedido cuando volvía de asistir a un juicio penal defendiendo los intereses de alguien acusado de hurto. Soy abogada, adscrita al turno de oficio desde hace 15 años por pura convicción, pues con esta labor se ejerce una función social que por desgracia no goza de ningún reconocimiento.
Quién sabe, quizá alguna vez he tenido que defender a quien hoy ha metido la mano en mi bolso. Y es una sensación extraña. Me ha amargado el día. Pero no es para tanto.
ELISABETH FERNÁNDEZ
Barcelona