Vergüenza pública
Si hubiese una palabra que pudiera describir el sentimiento de la gente común ante la corrupción, esta sería vergüenza. Vergüenza de ver como el esfuerzo del pueblo representado en los impuestos acaba en las sucias manos de aquellos que padecen avaricia. Y también vergüenza de ver que el Gobierno no hizo ni hace nada por evitarlo, más que esconderlo, pero nada por proteger a la gente.
Hemos llegado al punto en que cada pocos meses sale un nuevo caso de corrupción millonario. Esto se está convirtiendo en una funesta costumbre que somete a todos los españoles que pagan impuestos a una gran humillación. Francamente, se le quitan a uno las ganas de pagar impuestos cuando hay posibilidades de que estos sean destinados al nuevo jacuzzi de algún ladrón.
CRISTINA CASTRO
Torrejón de Ardoz