41 años y un día
Llevo ya 41 años seguidos firmando libros por Sant Jordi. Por la mañana firmo libros para adultos y por la tarde para niños. Las he visto de todos los colores: recuerdo a un hombre que me dijo que un libro mío evitó que se suicidara (eso no se olvida) y ayer mismo me encontré a un chico que ha cambiado de escuela tres veces y en cada una le han recomendado libros míos, por lo que me acusaba de enchufado. También se ha presentado una amiga que no veía desde hace 42 años. Soy tan prolífico que a veces he publicado cinco libros en un mismo año y siempre firmo ejemplares de todas las novedades. Ayer, además, asistí a la fiesta de mi fundación, un lugar abierto a todo el mundo que da oportunidades culturales a gente de cualquier edad. Cuando yo tenía 12 años, en clase nos encargaron una redacción de tema libre, escribí una historia sobre un extraterrestre que buscaba su casa, la maestra me puso un cero, me dijo que era un inútil y, cuando le respondí que quería ser escritor, respondió: “No sirves para nada, no sueñes”. Volví a casa llorando. Entonces yo era tartamudo, mi padre tampoco quería que escribiera y encima me decían aquello. Para mí, el mensaje de Sant Jordi es el contrario de lo que me dijeron: soñad. Todos los días.