La ultraderecha gana las elecciones en Austria
Derrota de los dos partidos de la coalición de gobierno, populares y socialistas
Los candidatos de los dos partidos gubernamentales a la presidencia de la República de Austria, populares y socialistas, encajaron ayer una sonada derrota electoral y el candidato opositor de extrema derecha, Norbert Hofer (de 45 años de edad, hasta ahora tercer presidente de la cámara baja), dio la sorpresa al acabar en cabeza con el 36,6 % de los votos. El joven Hofer tendrá que hacer frente, en una segunda vuelta, al veterano candidato no oficial de los verdes, Alexander Van der Bellen (72 años)
En las últimas elecciones parlamentarias de Austria, en el 2013, socialistas y populares habían conseguido formar un gobierno de coalición sobre la base de algo más de la mitad de los votos (50,81%). El domingo, Andreas Kohl (del partido popular) y Rudolf Hundstorfer (del partido socialista) reunieron esta vez en total un 22,5 % los votos, es decir menos de la mitad de los electores que hace tres años votaron a sus partidos.
La campaña de la segunda vuelta de las presidenciales, seguramente el próximo 22 de mayo, será muy reveladora porque los dos candidatos representan dos sectores políticos muy distintos. El partido Nacional-Liberal es un partido de la extrema derecha y los verUno des representan la izquierda. Lo que más ha interesado a los periodistas ha sido prever qué parte del electorado apoyaría a cada uno de ellos. Ambos candidatos son personas moderadas: Hofer es por ejemplo bastante más cauto en declaraciones públicas que el líder de su partido, Christian Strache, cuyas frases de carácter xenófobo han levantado ampollas, de vez en cuando, como antes las de Jörg Haider.
Como se ha dicho, el presidente de Austria tiene muy pocas facultades políticas operativas: casi todas sus competencias tienen que ser ejercidas a propuesta del Gobierno o de otras instituciones. Pero sí tiene un cierto peso moral.
El voto del domingo ha sido sin duda alguna un voto popular de protesta contra los partidos establecidos. Según los sondeos anteriores a las elecciones, casi la mitad de los electores no se sienten arropados por ninguno de los partidos, en especial los jóvenes. Sólo un 12% de los austríacos ha emitido un juicio positivo sobre el panorama político, mientras que un 52 % considera negativa la actual situación del país.
De hecho la actual coalición gubernamental viene manteniéndose en el poder mediante sucesivas concesiones políticas a la otra parte, casi siempre a costa del presupuesto nacional.
Sólo un ejemplo muy revelador. de los mayores problemas con el que se ha enfrentando el país y continua enfrentándose hoy día es la ola de inmigrantes que se intensificó a partir del año 2014. Mientras que el partido popular era partidario de frenar o controlar de alguna forma la avalancha de cientos de miles de personas, inicialmente los políticos socialistas (en especial el alcalde de Viena y el antiguo ministro de Defensa) esperaban contra toda esperanza que la Unión Europea solucionara el problema con el control de las fronteras comunes. Mientras la ministra del interior, Johanna Mikl-Leitner (del partido popular), luchaba en Bruselas para conseguir que se aceptara el derecho de Austria a controlar sus fronteras nacionales (en parte con vallas y alambradas) el alcalde de Viena decía a quien quería escucharle que en la capital tenía lugar y dinero para muchos inmigrantes.
Sólo cuando el partido socialista realizó un enroque en el Gobierno y puso a un experimentado policía al frente del Ministerio de Defensa empezó a reinar cierta concordia. Cuando todo parecía marchar, uno de los barones del partido popular hizo una operación, que ha repercutido en las actuales elecciones. El jefe del partido popular en la región de la Baja Austria, Erwin Pröll, llevaba 25 años como jefe del gobierno regional y era considerado como el mejor candidato para la presidencia del país. Pero, debido a algunos problemas de su vida privada renunció
Norbert Hofer, del partido Nacional Liberal, se enfrentará en segunda vuelta con un independiente verde
finalmente a la candidatura y anunció simultáneamente su futura renuncia al gobierno regional. En tal caso, su sucesor hubiera sido el actual jefe del gobierno regional, un político del mismo partido que no gozaba de sus simpatías. Para evitarlo, Pröll decidió ofrecer el puesto de vicepresidente y de sucesor suyo a la actual ministra del Interior, en un momento político muy delicado. Puesto que en los dos partidos mandan los funcionarios, la ministra fue enviada a la Baja Austria y el vicepresidente regional tuvo que asumir la cartera de Interior.