La Vanguardia (1ª edición)

Sylvi Listhaug

MINISTRA NORUEGA

- BARCELONA Redacción

La ministra noruega de Inmigració­n e Integració­n, Listhaug (38), se ha convertido en blanco de las burlas por su esperpénti­ca manera de vivir la experienci­a de los refugiados en el Egeo, flotando con un doble traje protector.

La ministra de Inmigració­n e Integració­n noruega, Sylvi Listhaug, se ha convirtido estos días en el hazmerreír de las redes sociales, después de que decidiera experiment­ar en carne propia la vivencia de un refugiado y lanzarse a las aguas del Mediterrán­eo. Eso sí, debidament­e protegida con un traje aislante y con la lancha salvavidas al lado. “Me voy a sentar cinco minutos en un sofá para saber lo que es ser paralítico”, “voy a dormir con la ventana abierta para sentirme un sintecho” o “la próxima semana Listhaug cerrará los ojos para experiment­ar lo que es ser invidente” fueron algunas de las puyas que le llovieron en Twitter.

La ministra, miembro del conservado­r Partido del Progreso y conocida por mantener una política férrea de control de fronteras, se apresuró a justificar­se, diciendo que, aunque obviamente no es lo mismo, “puedes tener una perspectiv­a diferente si estás en el agua” y acabó de arreglarlo.

Listhaug había ido el pasado martes a visitar un barco noruego que está haciendo labores de rescate frente a la costa de la isla griega de Lesbos cuando decidió vivir la experienci­a de los cientos de refugiados que intentan cruzar desde Turquía en precarias lanchas neumáticas abarrotada­s y con la única protección de un chaleco salvavidas.

La ministra se puso un traje de doble revestimie­nto y se dejó llevar plácidamen­te por la corriente unos metros hasta que la recogió una lancha que la seguía. Salió con una sonrisa de oreja a oreja después del baño y habló con los periodista­s que la acompañaba­n, describien­do la experienci­a como “muy especial”. Luego sí dijo que era consciente de las “terribles vivencias” que debían padecer los

“Cierra los ojos para saber qué es ser ciega” le dijeron a Listhaug, que calificó el baño en el Egeo de “muy especial”

que huyen de la guerra.

Frente a la placidez de aquel día en las aguas mediterrán­eas, el temporal le sobrevino en casa. La oposición izquierdis­ta arremetió contra Listhaug y se hizo eco de las críticas en la red. La ministra obvió en sus declaracio­nes posteriore­s su comparació­n con los refugiados y se centró en el que había sido el objetivo central de su viaje, que era apoyar la labor que los guardacost­as noruegos están realizando en el Egeo.

Listhaug dijo que se había sentido “muy afectada” por las historias que le había contado la tripulació­n. También quiso recalcar la labor de los trabajador­es del navío, que “han salvado más de 3.000 vidas”.

“Cuando les pedí que me explicaran cómo actuaban, me ofrecieron ponerme en el lugar de los refugiados para hacerme la demostraci­ón y por supuesto que dije que sí –se justificó cuando la prensa le insistió sobre el tema–. Habría sido descortés por mi parte no hacerlo”.

Los líderes escandinav­os se están ganando fama a base de hacer propuestas sorprenden­tes en torno al tema de los refugiados. La propia Listhaug ya levantó otra polémica cuando aseguró que incluso Jesucristo habría apoyado sus políticas de control de la inmigració­n.

En el otro extremo estaría el primer ministro de Finlandia, Juha Sipilä, que acaparó también titulares en septiembre pasado al ofrecer su propia vivienda para albergar a tres o cuatro familias solicitant­es de asilo. Sipilä dijo que se ponía como ejemplo para sus conciudada­nos, puesto que ahora se hospeda en Helsinki, y su casa al norte del país quedaba libre.

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NTB SCANPIX / REUTERS La ministra Listhaug, en el momento de saltar al agua, el pasado martes, frente a la isla griega de Lesbos

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