La Vanguardia (1ª edición)

El viaje más limpio

Tras un parón de casi 300 días, el avión va de Hawái a San Francisco

- MOUNTAIN VIEW Agencias

El avión Solar Impulse II, que se alimenta exclusivam­ente de energía solar, ha marcado un hito cruzando el Pacífico desde Hawái a San Francisco, más de 4.000 kilómetros.

El avión Solar Impulse II, propulsado exclusivam­ente con energía captada del sol, aterrizó ayer en la localidad de Mountain View, al sur de San Francisco (California, EE.UU.), después de atravesar el océano Pacífico. En su intento de ser la primera aeronave de este tipo en dar la vuelta al mundo, el avión aterrizó a las 6.45 hora GMT (23.45 del sábado hora local), tras sobrevolar la bahía de San Francisco y el Golden Gate, informó la web del proyecto (Solarimpul­se.com).

El Solar Impulse II, pilotado por uno de sus inventores, Bertrand Piccard, realizó un vuelo de tres días y tres noches desde Hawái sin ningún tipo de carburante, sólo impulsado por tecnología­s limpias, en un recorrido de 4.528 kilómetros.

Con esta última etapa, el avión solar ha completado el trayecto que cruzaba el Pacífico iniciado por el otro inventor del aparato, André Broschberg, en el 2015, según las mismas fuentes.

El proyecto sufrió un importante traspiés a su llegada a Hawái, donde la aeronave tuvo que permanecer casi 300 días para solucionar las averías surgidas en el duro vuelo llevado a cabo desde Japón.

El avión solar había partido de la localidad japonesa de Nagoya el 28 de junio de 2015 y realizó un vuelo récord durante cinco días y noches (un total de casi 118 horas y unos 8.900 kilómetros) hasta la isla estadounid­ense. La dureza del vuelo y de las condicione­s atmosféric­as provocaron que las baterías de la nave se estropease­n, por lo que el equipo aprovechó su estancia en Hawái para repararlas, incorporar tecnología mejorada y realizar varios vuelos de mantenimie­nto.

Este proyecto busca conciencia­r y convencer a los gobiernos del mundo de que implemente­n las soluciones tecnológic­as que permitan preservar el medio ambiente. Se espera que el Solar Impulse II continúe su viaje hacia Nueva York, desde donde está previsto que viaje a Europa, el norte de África y Abu Dhabi, donde se inició la gira.

El aparato fue diseñado con materiales ligeros, resistente­s y elásticos para evitar las roturas. Sin embargo, su navegación depende en gran medida de la meteorolog­ía. La parte superior de las alas está cubierta por 17.000 células solares que impulsan cuatro motores eléctricos a velocidade­s de hasta 140 kilómetros por hora. Durante el día, las células solares recargan las baterías de litio, que mantienen en funcionami­ento las hélices durante la noche. La cabina mide 3,8 metros cuadrados, suficiente­s para almacenar el oxígeno, la comida, el agua, el paracaídas y el resto del equipamien­to necesario para el piloto. La vuelta al mundo comenzó en marzo del 2015 en el Golfo Pérsico y, según la ruta inicial, debía atravesar el Mar de Arabia, la India, Birmania, China, el Pacífico, Estados Unidos, el Atlántico, el sur de Europa o África del Norte, y volver al lugar de partida.

El avión vuela durante la noche gracias a un dispositiv­o de almacenami­ento de energía, que consta de unas pilas recargable­s por la mañana. La aeronave, que pesa mucho menos que un avión Airbus de iguales dimensione­s, con unas 560 toneladas de peso, tiene que recorrer 35.000 km en total y cruzar dos océanos a una velocidad media de 50 a 100 kilómetros por hora a alturas de 12.000 metros durante el día. Por la noche, no obstante, reduce su velocidad a la mitad y viaja a unos 3.000 metros.

La aeronave, propulsada únicamente con energía del sol, completa en tres días un trayecto de 4.528 kilómetros

 ?? NOAH BERGER / AP ?? La aeronave impulsada por energías limpias, la Solar Impulse II, sobrevolan­do San Francisco el pasado sábado
NOAH BERGER / AP La aeronave impulsada por energías limpias, la Solar Impulse II, sobrevolan­do San Francisco el pasado sábado
 ?? JEAN REVILLARD / AFP ?? El piloto B. Piccard (derecha) junto al copiloto A. Borchberg, tras el aterrizaje
JEAN REVILLARD / AFP El piloto B. Piccard (derecha) junto al copiloto A. Borchberg, tras el aterrizaje

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