La Vanguardia (1ª edición)

Un plácido Boccanegra

- ROGER ALIER

Dificultad­es para llegar al teatro: Rambla llena, lluvia, multitudes, pero valía la pena para presenciar un nuevo equipo dedicado a dar vida al imposible drama españoloid­e que Verdi cocinó dos veces (1857 y 1881, la segunda vez con Arrigo Boito) y todavía le quedó crudo; entre el prólogo (el pasaje más logrado) y los tres actos que siguen han transcurri­do 25 años y se hace difícil saber qué pasa: la producción no contribuye nada, pero esta vez Simon Boccanegra era Plácido Domingo y eso solo ya aseguró el lleno total; Plácido se presentó con una solidez vocal (como barítono) que tenía buena pinta: una voz de timbre agradable, sólido y bien equilibrad­o, con una actuación teatral impecable. Aquí, por suerte, la gente no aplaude cuando aparece el divo, pero sus intervenci­ones fueron premiadas y la función acabó con prolongada ovación.

Iba acompañado de la soprano Davinia Rodríguez, que convenció bastante como Amèlia Grimaldi, con un aria inicial muy equilibrad­a y un resto de actuacione­s acorde. Muy vistoso Gabriele Adorno de Ramón Vargas, que ha vuelto al Liceu en muy buena forma, y que se distinguió no sólo en su aria tan afortunada sino también en el trío que canta después. Ferruccio Furlanetto se hizo notar en el difícil (y largo) papel de Fiesco, con unos graves envidiable­s, mientras que Elia Fabbian, a pesar de ser un Paolo Albani muy correcto no nos hizo olvidar la espectacul­ar actuación de Àngel Òdena del primer equipo que presentó la ópera el primer día. Los otros cantantes cumplieron adecuadame­nte y el coro que dirige Conxita Garcia tuvo intervenci­ones magnificas. La Orquesta del Liceu, que está en un buen momento, lo confirmó nuevamente bajo la dirección de Massimo Zanetti (que por lo visto tuvo un momento de malestar después del prólogo, que no fue a más). Todos recordábam­os la ovación que se tributó a Plácido Domingo hace unos meses, en I due Foscari, realmente impresiona­nte, y esperábamo­s una cosa parecida, pero la falta

Plácido se presentó con solidez vocal (como barítono) y una actuación teatral impecable

de gracia de la producción y la poca teatralida­d de la obra, en la que Simon está cerca de una hora muriéndose, ablandaron un poco los entusiasmo­s de un público en lo que una ópera más vibrante habría llevado a un arrebato mejor. Plácido dirigió al público sentidas palabras de agradecimi­ento y en algún momento la emoción llegó a su voz habitualme­nte tan serena.

 ?? DAVID RUANO ?? Cena de 115.000 euros. La restauraci­ón de la fachada del Teatre del Liceu se beneficia del homenaje a Plácido Domingo por los 50 años de su debut. El teatro agasajó al cantante – en la foto, junto a la delegada del Gobierno, María de los Llanos de...
DAVID RUANO Cena de 115.000 euros. La restauraci­ón de la fachada del Teatre del Liceu se beneficia del homenaje a Plácido Domingo por los 50 años de su debut. El teatro agasajó al cantante – en la foto, junto a la delegada del Gobierno, María de los Llanos de...

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