Los sindicatos vascos, en pie de guerra por la industria
Arcelor Mittal para dos plantas al considerar que no son viables
La calma política que se vive actualmente en Euskadi, a pesar del clima preelectoral, contrasta con la tensión en el ámbito laboral por la política industrial, sobre todo por el futuro de la siderurgia. La multinacional Arcelor Mittal, la principal compañía del sector, ya ha parado la actividad de las plantas de Sestao (Vizcaya) y Zumarraga (Guipúzcoa) con el argumento de que no son viables. El foco ahora está puesto en intentar salvar la factoría guipuzcoana que los sindicatos, en contra de la opinión de la empresa, aseguran que es rentable.
Por eso confían en que la manifestación unitaria del pasado sábado en el centro de Bilbao, que reunió a miles de personas, ayude a desencallar el conflicto. Arcelor Mittal ha planteado la posibilidad de recolocar a 342 trabajadores, la mayoría de los cuales en Asturias. Una oferta que no seduce a las organizaciones sindicales, que prefieren seguir negociando durante los próximos días. Dirección y comité de empresa se han dado una semana más para buscar una solución que los satisfaga y han propuesto la creación de una mesa a tres bandas que incluya al Ejecutivo de Vitoria. Esta crisis se ha colocado en el primer lugar de la agenda política porque afecta a una de las paredes maestras de la economía de Euskadi: el sector industrial supone más del 20% del PIB. El año 2014, según datos definitivos de Eustat, el servicio vasco de estadística, ocupaba más de 192.000 personas y la cifra de negocio creció un 2,6% respecto del año anterior.
Con esta fotografía de fondo, se entiende la implicación de los principales partidos a la marcha convocada por ELA, LAB, Comisiones Obreras y UGT. Estuvieron presentes incluso representantes del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y del PP, que gobiernan en la comunidad autónoma y en el Estado, respectivamente. Días antes, el Parlamento vasco aprobó una moción, a instancias del Partido Socialista, fijando deberes a los dos gobiernos: al de Iñigo Urkullu, para que ponga en marcha ya planes de dinamización –los socialistas recuerdan que Euskadi tiene competencia exclusiva en materia de industria–, y al de Mariano Rajoy para que abarate la tarifa eléctrica a las industrias del acero. El dumping chino es una de las principales amenazas para la producción europea. Al final de la manifestación unitaria, los representantes de los trabajadores leyeron un comunicado en el que lamentaban que el escenario de ahora es fruto
El sector industrial supone más del 20% del PIB y ocupa a 192.000 personas
de “décadas de una falta de política industrial y de unos gobiernos absolutamente sumisos al poder económico”, preocupados sólo por la “propaganda”.
La tensión social, sin embargo, también se ha acentuado los últimos días por las declaraciones del presidente de la patronal vasca Confebask, Roberto Larragaña, defendiendo un nuevo modelo de relaciones laborales que supere la confrontación. La propuesta que hacen los empresarios defiende, entre otras cosas, ligar la retribución a la productividad. Los sindicatos han visto un intento de “individualizar” la relación dentro de la empresa y debilitar la negociación colectiva. Un nuevo choque con el fantasma de la desindustrialización como telón de fondo.