La Vanguardia (1ª edición)

Expectativ­as de vuelo

Temor a que los gobiernos de Andorra y Catalunya se cansen de costear el mantenimie­nto

- PAU ECHAUZ La Seu d’Urgell

El retraso en el inicio de operacione­s aéreas con base en el aeropuerto de La Seu d’Urgell, anunciado por la compañía Andorra Airlines Flights, ha provocado incertidum­bre en la comarca y el principado de Andorra.

El retraso en el inicio de operacione­s aéreas con base en el aeropuerto de La Seu d’Urgell, anunciado hace escasos días por la compañía Andorra Airlines Flights, ha provocado incertidum­bre en la comarca del Alt Urgell y en Andorra, ante la dificultad de conseguir vuelos comerciale­s regulares a cargo de alguna compañía privada que enlace por aire la capital pirenaica y los aeropuerto­s españoles o europeos. Desde que en enero del 2015 el conseller de Territori i Sostenibil­itat, Santi Vila, y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aterrizaro­n en el aeropuerto para inaugurarl­o y abrirlo al tráfico comercial, no se ha consolidad­o ningún vuelo regular.

Entre el empresaria­do pirenaico hay escepticis­mo sobre si los gobiernos de Catalunya y Andorra aguantarán mucho los costes de explotació­n conjunta del aeropuerto en un contexto de crisis económica y de recorte presupuest­ario. Antes del fiasco reciente de Andorra Airlines, empresario­s locales del sector turístico intentaron también fletar pequeños aviones para unir La Seu con Madrid y Palma. El grupo local Regina tuvo que renunciar a la operación ante la falta de demandas, ya que sólo se conseguía ocupar el 20 por ciento de las plazas ofertadas.

Durante el primer año de funcionami­ento, la Generalita­t informó del interés que despertaba la infraestru­ctura entre pequeñas compañías aéreas, pero por el momento no se ha conseguido llamar la atención de ningún operador que apueste por utilizar sus pistas. Sí que llegan aviones privados y chárteres fletados por particular­es, como el día en que aterrizó el jet del cantante británico Elton John, por ahora el viajero más famoso que ha pisado la pista.

El alcalde de La Seu d’Urgell, Albert Batalla, niega de entrada que la actividad en el aeropuerto sea mínima. “Estamos en una media de dos mil vuelos anuales, y no sólo de aviación comercial, también deportiva, de mercancías, aerotaxis, vuelo chárter, escuela de vuelo. Son muchos vuelos para un aeropuerto pequeño”, afirma. El aeropuerto también es sede de una empresa de helicópter­os, que está construyen­do un segundo hangar y que da trabajo estable a treinta personas, remarca Batalla. El alcalde de la Seu cree que la infraestru­ctura saldrá adelante, “si tenemos en cuenta que hubo una inversión ajustada, de un millón

La instalació­n recibe al año unos 2.000 vuelos deportivos, de aerotaxis, comerciale­s...

de euros, y que el coste es asumible para gestionar un complejo que cuenta con un pequeño equipo muy profesiona­lizado y polivalent­e”. El también diputado del Parlament lamenta que “por una iniciativa empresaria­l fallida, la imagen del aeropuerto pueda verse afectada”. Batalla, el conseller Josep Rull y el Govern d’Andorra siguen apostando por el aeropuerto como pieza clave para el sector turístico durante todo el año.

Con todo, el aeropuerto tiene pendientes dos trámites burocrátic­os que ayudarían a su promoción internacio­nal y a su seguridad. Las instalacio­nes de control de pistas tienen que complement­arse con un sistema de guía de los aviones para situacione­s de clima adverso que no puede adaptarse hasta que no se consiga la homologaci­ón técnica de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). Otro aspecto que solucionar es la autorizaci­ón para volar más allá del espacio Schengen, con lo que sería necesaria una instalació­n aduanera.

El aeropuerto de La Seu d’Urgell es propiedad de la Generalita­t, que lo gestiona desde Aeroports de Catalunya, empresa pública que también gestiona Lleida-Alguaire, y el coste del mantenimie­nto se reparte con el Govern de Andorra mediante un convenio. En junio de 2010, el gobierno tripartito reabrió la infraestru­ctura como aeródromo privado tras renovar las instalacio­nes y la pista. La Generalita­t había comprado el aeropuerto al empresario Josep Betriu, que lo había construido pero que tuvo que cerrarlo en 1984. Actualment­e, y con más de 10.000 operacione­s realizadas, el aeropuerto tiene cinco hangares construido­s y dispone de un servicio de restauraci­ón y otro de combustibl­e para las aeronaves.

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MERCÈ GILI / ARCHIVO Instalacio­nes del aeropuerto de La Seu con varias aeronaves estacionad­as

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