Investigación, pese al contexto
El sistema universitario tiene tres misiones básicas: la formación, la investigación y la transferencia de conocimiento. Podríamos añadir una cuarta: la contribución al desarrollo del territorio y de la sociedad en su conjunto. Misiones que deberían estar muy relacionadas entre sí y desarrolladas y ejecutadas por todas las personas que trabajan en la universidad.
No hace falta acudir a las estadísticas para poner en evidencia que los países que invier- ten más en su sistema de educación superior son los países que tienen mejores indicadores socioeconómicos y de desarrollo humano. Es indudable que nuestras sociedades están basadas en el conocimiento, y el conocimiento se genera y se transmite fundamentalmente a través de las universidades. La Comisión Europea se propuso en la cumbre de Lisboa del 2000 ser, en diez años, la economía más competitiva basada en el conocimiento. No ha sido así, probablemente por influencia de la crisis. Ahora, el proyecto Europa 2020 es la estrategia de crecimiento a través de una economía integradora, sostenible e inteligente en el que la educación, y en concreto la educación superior, desempeña un papel decisivo sobre todo en su función de motor de investigación e innovación.
En España el gasto dedicado a actividades de I+D, un 1,2% del PIB en el 2013, se sitúa un 0,7% por debajo de la media de la UE-28 y 0,8% por debajo de la media de la UE-15, porcentajes que son respectivamente del 0,4% (UE-28) y 0,5% (UE-15) en el gasto interno en instituciones de educación superior. A pesar del impacto de la crisis, la evolución de la producción científica española frente a la mundial, que recae en gran medida en las universidades y centros de investigación (44% inversión en I+D pública frente al 56% privada), ha pasado del 3,06% en el 2003 al 3,56% en el 2013 (Informe CYD 2014). El peso de España en la producción científica de Europa occidental suponía un 11,56% en el 2013, por encima de lo que representa en términos de población o de PIB. Así pues, pese a la menor inversión, el esfuerzo de los grupos de investigación universitarios españoles ha mantenido un alto grado de productividad aunque el descenso en liderazgo (primeras citaciones) y en excelencia (porcentaje de trabajos en el 10% de mayor citación) sea preocupante. El sistema universitario ha sabido mantener la calidad a pesar de los recortes. Un esfuerzo que no debemos pasar por alto.