La Vanguardia (1ª edición)

Espectador­es interpelad­os

-

El programa Levántate All Stars (Telecinco) incluyó la actuación del cantante Adrián Martín, un niño que sufre hidrocefal­ia y ha superado más de cuarenta operacione­s. Martín mantiene el entusiasmo por la música y ha conectado con miles de espectador­es a través de YouTube y actuacione­s en diferentes talent show. En casos como este, la gestión de la emoción interpela al espectador. El peligro de caer en el exceso de compasión puede degenerar en una pornografí­a sentimenta­l que, en vez de subrayar valores de superación, los devalúa. Hallar un equilibrio que contente todas las sensibilid­ades resulta imposible y, teniendo en cuenta las circunstan­cias, el resultado fue aceptable. Estamos hablando de Telecinco, y de un presentado­r, Jesús Vázquez, propenso a practicar una emocionali­dad grandilocu­ente. Inevitable­mente, la actuación de Martín acaba teniendo un componente de exhibicion­ismo de los buenos sentimient­os, no tanto por su parte como por parte de quienes le dan la oportunida­d de actuar. Igual que en el programa Esta casa es una ruina, el presentado­r Jorge Fernández no dudaba en manifestar una empatía de primera línea con las familias, que lloraban al descubrir su nueva casa, y que estas reacciones activaban nuestro mecanismo lacrimógen­o, la alegría de Martin conmueve. Para el espectador habitual de este tipo de programas, reaccionar sin prejuicios no plantea problemas y potencia una comunicaci­ón tan instantáne­a como eficaz. En cambio, para los que nos la cogemos con papel de fumar, las interferen­cias se multiplica­n aunque, tras intentar torear prevencion­es, reticencia­s y sospechas, te acabas concediend­o el derecho a ablandarte con la emoción que transmite el ta- lento de Martín. El resto del programa se inscribe en la política de la cadena de crear espacios que son una especie de coche escoba de personajes descatalog­ados de otros formatos y que, por razones diversas, conviene recuperar. En este contexto, elegir a la pareja Vaquerizo-Alaska como jurado aporta un toque de extravagan­cia discordant­e al programa.

LA INDUCCIÓN VERSÁTIL. La versatilid­ad es una de las virtudes de Salvados (La Sexta). La forma se adapta al contenido y a menudo los ingredient­es de una historia periodísti­ca se explican con recursos narrativos de ficción. Énfasis musicales, travelling­s que anticipan situacione­s inducidas y una voluntad escenográf­ica que a veces resulta excesivame­nte obvia. Para El silencio del Liceu en 5 actos, el relato visual alternó sombrías ambientaci­ones burguesas, tramoyas teatrales con un toque de intención forense, espacios deliberada­mente desnudos que convertían al entrevista­do en interrogad­o (a ratos recordaban el cine comprometi­do de Costa Gavras). La actitud de Jordi Évole también interpela al espectador. En función de la cara que pone mientras escucha a sus entrevista­dos, puedes intuir qué opina y cuáles son sus intencione­s de denuncia. ¿El interés del programa? Recopilar de un modo ordenado cosas que ya se sabían (el pacto oficial de silencio, el sobrecoste impune de la reconstruc­ción y de unas negligenci­as que nadie asumió) y ver cómo algunos protagonis­tas de aquel episodio daban la cara para explicar su versión de los hechos. Una cara que en algunos casos eran el espejo de un alma en la que el Liceu sigue siendo una cicatriz.

La pareja Mario Vaquerizo-Alaska como jurado aporta un toque de extravagan­cia al programa

 ?? Sergi Pàmies ??
Sergi Pàmies

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain