Una seducción teatral

Cuando Mercè Rodoreda vio publicada la novela La plaça del Diamant (Club Editor, 1962), que el jurado del premio Sant Jordi había ignorado completamente el año anterior, la escritora seguro que no podía imaginar el éxito enorme que tendría su libro y, todavía menos, la popularidad que alcanzaría a la protagonista de aquella historia conmovedora: la Colometa. Sílvia Munt, que desde el cine se identificó con el personaje, ejemplarizaba por primera vez la fuerte seducción que la figura literaria de aquella mujer, dibujada con un trazo tan preciso por la autora, ejercería sobre grandes actrices del espectáculo.

El director Joan Ollé, convencido de la calidad teatral del personaje, ensayó en el 2004 de dar voz a la Colometa, que, por otra parte, con- vierte La plaça del Diamant, en un relato en primera persona. Y en aquella operación, estrenada en el teatro Borràs, la Colometa joven fue a cargo de Mercè Pons; la de una edad madura, la que se casa con el Quimet y vive y sufre la Guerra Civil, la interpretó Rosa Renom, y finalmente Montserrat Carulla habló, como lo hace en la novela, del personaje instalado en la posguerra.

En otoño del 2007, el TNC ofrecía la versión teatral de la obra literaria, con treinta personajes en la escena dirigidos por Toni Casares y con Sílvia Bel como figura central. Y un servidor escribió que la actriz había conseguido una “convincente Colometa, enérgica y mesurada, indignada y tierna, un prodigio de sensibilidad”. Y si hoy se vuelve a hablar del gran relato de Mercè Rodoreda es porque, después de una larga gira, el monólogo que hace Lolita, dirigida por Joan Ollé, no hace más que demostrar el encanto perdurable del personaje.