El campeón más increíble
El éxito del Leicester es una de las grandes sorpresas en la historia del deporte
En agosto pasado, las casas de apuestas consideraban la conquista de la Premier por el Leicester City tan improbable (5.000 a 1) como que la reina de Inglaterra ganase el festival de Eurovisión, que el Papa Francisco fichara por el equipo protestante del Glasgow Rangers, o que Justin Bieber fuese presidente de los Estados Unidos (esto último, en vista de los avances de Trump, parecería una buena idea). Y estimaban cinco veces más factible (1000 a 1) que Elvis Presley resucitase de entre los muertos.
Pero hoy el Leicester, que nunca antes había ganado ni la liga ni la copa, que el año pasado estuvo al borde mismo del descenso, con un presupuesto que es la cuarta parte del que tiene el Manchester United, es campeón de la Premier en una historia propia de Disney, de la Cenicienta, de David contra Goliat, para la que ya se está escribiendo el guión de Hollywood, que ha llegado a la CNN y all Wall Street Journal, capturando la imaginación de aficionados y no aficionados al fútbol de todo el planeta.
La fiesta comenzó en las calles de Leicester en cuanto acabó el partido de anoche en Stamford Bridge, que el Tottenham debía ganar al Chelsea para mantener sus opciones pero empató a dos. Carnaval a principios de mayo en una ciudad estudiantil de 300.000 habitantes de múltiples razas, na- cionalidades y religiones (es la primera urbe con mayoría no blanca de Gran Bretaña), que se ha convertido en capital mundial del balompié, teñida de azul, el color del equipo, con banderas de los zorros colgando -parecería- de todas las ventanas. Los coches hicieron sonar sus bocinas y la gente se reunió en el histórico Mercado Central, cerrado por la noche, donde el padre de Gary Lineker tenía un pues-
Los ‘zorros’ quedaron segundos por detrás del Wednesday en 1929, pero nunca habían ganado la liga El nuevo campeón paga a sus jugadores en sueldos una cuarta parte que el Manchester United
to de frutas y verduras que todavía lleva su nombre.
El ex delantero del Barça e hijo favorito de la villa, ahora comentarista deportivo de la BBC, criticó en el verano el nombramiento de Claudio Ranieri, y prometió que si el equipo ganaba la liga presentaría el programa Match of the Day en calzoncillos. Pero no es el único que ha tenido que comerse sus palabras, porque hace poco casi todos los expertos pronosticaban que los zorros acabarían hundiéndose, que no podrían mantener el ritmo. “Es un milagro, nunca pensé que vería algo así”, resume la impresión general Kenneth Davenport, un socio de 75 años que estuvo a punto de romper el carnet cuando el club, perseguido por Hacienda por el impago de impuestos, estuvo al borde mismo de desaparecer.
En el deporte hay muchas historias de grandes sorpresas, de caballos como Seabiscuit, que perdió sus primeras 17 carreras antes de convertirse de repente en gran campeón y depositario de las espe- ranzas de los norteamericanos en la Gran Depresión; de boxeadores como Buster Douglas, que noqueó al campeón Mike Tyson en Tokio; de inesperados héroes olímpicos. El equipo amateur de hockey sobre hielo de Estados Unidos derrotó a los poderosos rusos en la final de los Juegos de Lake Placid, la FA Cup está llena de y los mundiales de resultados imprevisibles. Un día puede pasar cualquier cosa, pero el Leicester lo ha hecho a lo largo de todo una temporada, en el torneo de la regularidad y la liga más millonaria del mundo, imponiéndose a los clubs de oligarcas rusos, magnates norteamericanos y jeques árabes. El Ipswich de Sir Alf Ramsey, el Blackburn de Alan Shearer, el Derby County y el Nottingham Forest de Brian Clough también han desafiado la ley de la gravedad, pero eran tiempos más igualitarios.
La sensacional historia empezó a fraguarse cuando Jamie Vardy marcó en once partidos consecutivos superando el récord de Van Nistelrooy. El equipo empezó a ser tomado en serio tras derrotar al Chelsea de Mourinho, y se confirmó como candidato al título después de Navidad, ganando a domicilio al Tottenham y al Manchester City. Hoy es el campeón más increíble en la historia de la Premier, y Leicester es, definitivamente, la ciudad de los milagros.