Figo, con atenuantes
Mats Hummels, capitán y estrella del Borussia Dortmund, ha dicho que se quiere ir al principal rival, el Bayern. Su única excusa es que se formó en la ‘masía’ de los muniqueses
A los 28 años, es un defensa central elegante y versátil, que varias veces ha sonado en la órbita del Barça
No es sólo que Mats Hummels haya hecho un Figo y dicho que se quiere ir al principal rival, el Bayern de Munich. Es que los bávaros le quitan todos los veranos su mejor jugador al Borussia Dortmund. Ahora es el capitán y defensa central, antes fueron Mario Götze y Robert Lewandovski. Así ya se puede. El todavía equipo de Pep no cree en la competencia ni el libre mercado, lo que quiere es un monopolio total de la Bundesliga. Convertirla en una dictadura, de izquierdas o de derechas.
Al Bayern no le basta con estar a punto de conquistar su cuarto título de liga consecutivo, sino que se ha empeñado en aniquilar deportivamente al único equipo que le puede hacer sombra, que ha superado de modo admirable la fuga de sus estrellas y la partida del carismático entrenador Jürgen Klopp. No está claro si Hummels ha llamado a Baviera para ofrecer sus servicios, como dice Uli Hoeness, o si ha sido a la inversa. Pero tanto monta, monta tanto. Lo cierto es que el Borussia no tendrá más remedio que venderlo aunque le quede contrato hasta junio del 2017, y sacar lo que buenamente pueda (lo valora en 40 millones, pero difícilmente llegará a esa cantidad).
Pocos campos tienen el ambiente del Westfalenstadion, y pocos equipos tienen una afición tan fiel como el Borussia, que por cuarto año consecutivo va a tener el mayor promedio de entrada del fútbol mundial (con la ayuda de unos precios muy asequibles). Por eso contrasta aún más la fidelidad de la hinchada con la traición de sus figuras, que no dudan en venderse al mejor postor, el Bayern.
Mats Julian Hummels, igual que Figo cuando estaba en el Barça, es el capitán y había jurado lealtad eterna al club en el que ha estado las últimas ocho temporadas, ganando dos ligas, y llegando a la final de la Champions en Wembley (que perdió precisamente ante el Bayern). Pero por lo menos tiene una excusa que el portugués no tuvo en su día, y es que se formó en la masía de los muniqueses, hasta que en el 2008 lo cedieron al Borussia porque tanto Ottmar Hitzfield como Jürgen Klinsmann decidieron que no estaba lo suficientemente maduro como para liderar su defensa. Al año siguiente el traspaso se hizo oficial por la módica suma de 4 millones, y cuando Louis van Gaal le ofreció el regreso, el hijo pródigo por alguna razón le dio calabazas. Algunos ju- gadores del Manchester United, para quienes resulta una pesadilla trabajar a las órdenes del holandés, dirían que fue una sabia decisión…
Hummels ha sonado muchas veces en la órbita del Barça. A los 28 años, 46 veces internacional alemán, campeón del mundo en el 2014, es un central que recuerda a Beckenbauer. Grande (1,91 m), fuerte, versátil, elegante, que va bien tanto con ambas piernas como con la cabeza, lee el juego con inteligencia, combina, se siente cómodo con la pelota, tiene buena colocación, raramente pierde la compostura y es capaz de hacer lo mismo de Piqué que de Mascherano, no teniendo alergia a la posición de centrocampista defensivo.
No necesita el dinero, y su empeño de regresar al Bayern debe ser porque su corazoncito siempre ha estado con los bávaros (donde su padre fue coordinador de los juveniles hasta que lo reemplazó precisamente el hijo del Kaiser), o porque tiene hambre de más títulos. En Munich estará a las órdenes de Carlo Ancelotti, cuya adaptación a la Bundesliga está por ver pero tendrá recursos para robar a quien quiera. Alan Shearer no se fue nunca al ManU, y Francesco Totti dijo que un título con la Roma valía más que diez con el Madrid. Benditos sean.