Freixenet da vía libre a Henkell para analizar sus cuentas
Los accionistas de la firma inician el primer trámite para su venta
Los accionistas de Freixenet acordaron ayer dar vía libre al grupo alemán Henkell para realizar una auditoría de las cuentas de la empresa, primer paso en el proceso de venta de la compañía del cava. Freixenet había convocado junta universal de accionistas ayer en Sant Sadurní pero sus accionistas decidieron finalmente no celebrarla pero, como dueños de la firma, autorizar las due dilligences e iniciar de esta forma los trámites para vender la empresa.
El resultado de esta auditoría de negocio es clave para que Henkell concrete su oferta económica sobre Freixenet, que inicialmente ha valorado en 500 millones de euros. Y de la valoración que finalmente reciban sus acciones depende que los accionistas indecisos (el presidente de la compañía y de la Cámara de España, José Luis Bonet, y su hermana Pilar) se sumen al grupo vendedor, encabezado por Enrique Hevia, vicepresidente y director financiero del grupo, y también que la familia Ferrer Sala, contraria a la venta, pueda igualar la oferta alemana.
La decisión que tomen los hermanos Bonet Ferrer, rama familiar que controla el 29% de las acciones, es la que finalmente decidirá el futuro accionarial de grupo, pues Henkel condiciona su propuesta a poder comprar entre el 51% y el 58% del capital de la firma ca- talana para poder ejercer el control. Ayer apoyaron la propuesta de abrir los libros. Para ganar su apoyo, Henkell ha ofrecido incluso mantener a José Luis Bonet como presidente de la empresa durante un periodo de transición, en un gesto conciliador hacia las familias accionistas del grupo líder del sector del cava. Bonet aseguró en la in- auguración de Alimentaria, que tener una oferta de compra por la empresa “está bien porque quiere decir que Freixenet es una empresa interesante para comprar, y a partir de ahí se debe esperar”.
Henkell presentó su oferta de compra en el consejo del pasado 28 de marzo, pero necesitaba la autorización de los accionistas para poder realizar el análisis de las cuentas. Para dársela, Freixenet ya convocó junta universal de accionistas el pasado 18 de abril para dar vía libre a la auditoría que requiere la oferta del grupo alemán, pero finalmente la asamblea no pudo celebrarse válidamente: la familia Ferrer adujo falta de quórum porque parte de las acciones de la compañía estaban aún a nombre de Pilar y Carmen Ferrer Sala, las hermanas recientemente fallecidas, y no de sus herederos, las familias Bonet y Hevia. La firma convocó su nueva junta para ayer, con la previsión de que ya pudieran haberse realizado los cambios de titularidad de las acciones que permitieran celebrarla.
Una vez el grupo alemán termine la auditoría y presente una oferta firme de compra, los accionistas tienen derecho de tanteo para igualarla y comprar las acciones. José Ferrer, presidente de honor del grupo y propietario del 42% de las acciones se ha opuesto completamente a la venta y la familia Ferrer ha manifestado ya su deseo de ejercer este derecho para comprar un paquete de acciones que le asegure el control de la compañía.
Su hijo Pedro Ferrer, consejero delegado de la compañía, y su hermano José María han abierto negociaciones con el Banco Santander, para conseguir un crédito de 120 millones. Las entidades financieras se han mostrado sin embargo reticentes a financiar esta operación, por las dudas sobre la gestión de la compañía, que ha reducido sus ventas y sus beneficios en los últimos años, ya que al final es la buena marcha de Freixenet la que permitirá a la familia repagar el crédito.
La empresa no celebró la junta, pero las familias Hevia y Bonet lograron abrir el proceso de venta