Candidatos desesperados
Ambos aspirantes pierden confianza entre los donantes
La más que segura victoria de Trump y Clinton en sus respectivas convenciones está llevando a sus adversarios, Cruz y Sanders, a utilizar todo el arsenal disponible para defender sus opciones hasta el último momento.
Bernie Sanders y Ted Cruz no tienen ninguna posibilidad de conseguir los delegados necesarios para convertirse en candidatos a la presidencia de Estados Unidos, pero ambos han jurado reventar sus respectivas convenciones y forzar segundas votaciones que desembocarían inevitablemente en batalla campal. En cualquier caso parece cantado que en Cleveland los republicanos y en Filadelfia los demócratas van a dar en julio un espectáculo insólito incomparable con las ediciones anteriores cuando la convención no era más que la rampa de lanzamiento del candidato indiscutible.
Las previsiones que realizan think tanks y medios de comunicación en base a estadísticas históricas, datos demográficos y sondeos señalan que Donald Trump y, sobre todo, Hillary Clinton conseguirán los delegados suficientes para proclamarse candidatos a la primera votación. La ex secretaria de Estado podría obtener los 2.383 necesarios para su nominación, antes de terminar el ciclo de primarias este mes de mayo y Trump tardará un poco más pero el 7 de junio, tras la votación de California podría presumir de que todavía le sobran treinta votos.
Así las cosas, los esfuerzos de Sanders y Cruz van dirigidos a reclutar ahora delegados ya elegidos pero cuyo compromiso con Trump o Clinton es dudoso o políticamente modificable. Restándoles unos centenares podrían forzar una segunda votación y la batalla estaría servida.
En el peor momento de su carrera, Sanders hizo una comparecencia solemne en Washington y anunció: “La convención será impugnada”. Sanders pretende que Clinton no pueda contar con los denominados superdelegados, es decir los funcionarios y cargos públicos del partido que votan pero no han sido elegidos en las primarias. Clinton tiene 520 y Sanders sólo 39. El criterio de Sanders cambiaría el escenario, pero quizá no lo suficiente y tampoco parece que le vayan a hacer demasiado caso. Pero que dará la batalla en Filadelfia nadie lo pone en duda.
Por su parte, los equipos de Ted Cruz y Donald Trump libran una batalla por conquistar delegados no comprometidos y en el caso de Cruz comprometerlos para una eventual segunda votación. La batalla jurídi-
Trump pregunta ahora qué hacía el padre de Cruz con Lee Harvey Oswald antes del asesinato de Kennedy
co-política también está servida en el campo republicano.
Es obvio que Sanders y Cruz juegan a la desesperada. El demócrata que se define socialista había demostrado una enorme capacidad de recaudación de recursos mediante pequeñas aportaciones... hasta el mes de abril. De repente la fuente de ingresos muestra signos de sequía. De 44 millones de dólares en marzo ha pasado a 26 y no ha tenido más remedio que despedir a centenares de empleados.
Ted Cruz, el rival principal de Donald Trump, ha echado el resto en la campaña de Indiana. Firmó un insólito pacto de no beligerancia con John Kasich, presentó a Carly Fiorina como su compañera para la vicepresidencia. Sin embargo los superPAC, los lobbies ideológicos cuyo apoyo fue fundamental en la trascendental victoria de Wisconsin, han reducido significativamente su s inversiones publicitarias justo cuando Cruz se jugaba el ser o no ser. El senador ha redoblado los ataques a Trump con más agresividad que nunca. “Es completamente amoral”, dijo ayer. Pero los ataques de Trump son mediáticamente más imaginativos. Ayer preguntó: “¿Qué hacía el padre de Ted Cruz con Lee Harvey Oswald antes de que este disparara a Kennedy?”.