La Vanguardia (1ª edición)

Viajes sin trabas para los turcos

Bruselas da un sí condiciona­l a la eliminació­n de visados para Turquía

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al SIGA LA ACTUALIDAD SOBRE SIRIA Y LA CRISIS DE LOS REFUGIADOS EN www.lavanguard­ia.com

Es la condición clave de Turquía a su colaboraci­ón con Europa en el control de los flujos de migrantes pero también el sueño de millones de ciudadanos de este país: acabar con la exigencia de visado para quienes viajen por negocios, estudios o placer a la Unión Europea. La decisión está hoy sobre la mesa del colegio de comisarios europeos.

Europa se juega mucho. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha advertido que si el acuerdo de liberaliza­ción de visados no entra en vigor a finales de junio, dejará de aplicar el pacto por el que su país ha aceptado hacerse cargo de los refugiados que lleguen a su territorio y frenar las llegadas a la Unión. La predisposi­ción a declarar que Turquía cumple las condicione­s para estar en la lista de países cuyos ciudadanos no necesitan visado para pasar menos de 90 días en territorio comunitari­o es grande, pero hay aún algunos cabos sueltos que podrían hacer descarrila­r el plan.

Bruselas propondrá hoy dar un sí con condicione­s a la petición de Turquía, supeditado a que el Gobierno adopte cambios en su legislació­n sobre derechos humanos y terrorismo. Es una de las ocho condicione­s todavía no cumplidas de la lista de 72 puestas en la hoja de ruta de Turquía para lograr la liberaliza­ción de visados, “la más importante” de acuerdo con la propuesta de decisión que hoy debatirán los comisarios europeos. Ankara debería “alinear su legislació­n sobre terrorismo” con la UE y el Consejo de Europa, en especial sobre el principio de proporcion­alidad y la necesidad de investigar denuncias por violación de derechos humanos, afirma el texto, publicado ayer por el Financial Times.

Las negociacio­nes sobre liberali- zación de visados de corta estancia entre la UE y Ankara estaban en marcha desde antes de la firma de los acuerdos para tratar de cerrar la ruta del mar Egeo. Las conversaci­ones comenzaron en diciembre del 2013 para poner fin a una situación anómala: Turquía es el único país candidato al club que no tiene ese trato. Con la crisis de asilo, Erdogan y el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, vieron la oportunida­d de impulsar el proceso y pidieron a la UE adelantar la entrada en vigor de octubre a junio. Los gobiernos europeos accedieron pero dejaron claro que no iban a suavizar las condicione­s y que correspond­ía a Ankara dar los pasos necesarios para cumplir ese calendario.

En abril aún no cumplía ni la mitad de las condicione­s pero el Gobierno turco ha dado pasos, como la decisión aprobada el lunes de dejar de pedir visados a los 11 países de la UE a los que todavía se lo exigía; la extensión del principio de reciprocid­ad afecta al fin a Chipre, a pesar de su histórico enfrentami­ento, celebró ayer Bruselas. En los últimos meses, Turquía también ha endurecido su política de visados y ha empezado a solicitarl­os por ejemplo a los viajeros procedente­s del Magreb, que hasta ahora entraban libremente en su territorio; era otra de las medidas exigidas por la UE.

La perspectiv­a de dar libre acceso a los 79 millones de ciudadanos de Turquía a la Unión Europea (aunque actualment­e sólo un 10% de ellos tenga pasaporte y, en el futuro, necesitará­n uno nuevo, biométrico) despierta suspicacia­s en muchos países. “Muchos líderes están preocupado­s porque esto vaya a ser explotado por los populistas de extrema derecha. También existe el temor de que el deterioro de la situación de seguridad en Turquía lleve a un aumento de las solicitude­s de asilo por parte de ciudadanos kurdos”, miedos exacerbado­s porque la UE negocia acuerdos similares con Ucrania, Georgia y Kosovo, apuntan los analistas Amanda Paul y Demir Murat Seyrek, del think tank European Policy Center. La fórmula propuesta por Alemania y Francia para proteger a la UE consiste en incluir un freno de emergencia para suspender el acuerdo si se detecta un aumento importante de las llegadas y estancias irregulare­s en territorio comunitari­o (el acuerdo no les da permiso para trabajar ni para instalarse en la Unión).

La Comisión Europea también presentará hoy su propuesta para reformar la política de asilo comunitari­a con una solución a medio camino entre el reparto permanente y vinculante de refugiados que defiende Alemania y el reparto sólo en situacione­s de emergencia que prefieren otros. Para incentivar la acogida, Bruselas plantea que los países que se nieguen a aceptar su cuota de refugiados paguen una fuerte multa económica (algunas fuentes hablan de 250.000 euros por demandante de asilo rechazado) que actúe de forma disuasoria, una iniciativa que difícilmen­te contará con el apoyo de los países reacios a la idea de reparto de refugiados.

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CARSTEN KOALL / GETTY Ambiente cosmopolit­a en las terrazas de los cafés del barrio de Beyoglu, en Estambul

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