Adiós a la ventana indiscreta: el TS prohíbe espiar con prismáticos
El Tribunal Supremo (TS) acaba de dictar una sentencia de las que hacen época. Casi tanto como La ventana indiscreta, la película que Alfred Hitchcock rodó en 1954 con un reparto de lujo, encabezado por James Stewart y Grace Kelly. El tema resulta calcado. Stewart descubría un asesinato gracias a sus prismáticos y a su tesón, observando al sospechoso. El asesino era uno de los vecinos de la casa de enfrente. En el caso de la sentencia del TS, no hay un crimen, pero sí tráfico de drogas. Y el método de investigación, también el uso de unos bino- culares. En definitiva, la Policía –como hiciera el paciente Stewart aprovechando su inmovilidad temporal al tener que reponerse de la fractura de una pierna– observó lo que pasaba en un domicilio con unos prismáticos. La resolución –de la que ha sido ponente el presidente de la Sala Penal, Manuel Marchena– estima que el uso de los binoculares es injustificable, porque implicó una intromisión ilegítima en un espacio inviolable, el del domicilio. La sentencia absuelve a los narcotraficantes y subraya que la Policía actuó sin pedir autorización judicial para seguir los movimientos que se producían en la casa, un décimo piso.
Ante los primeros reparos judiciales, la Policía argumentó que los usuarios de la vivienda no corrían las cortinas, de modo que a su juicio los agentes sólo observaron lo que los moradores permitían ver. Pero el TS razona que la Constitución protege tanto frente a la irrupción del intruso en el domicilio “como respecto de la observación clandestina de lo que acontece en su interior”. Y precisa que la protección opera “si para ello es preciso valerse de un artilugio técnico de grabación o aproximación de imágenes”.
El problema, por tanto, fue que se usó un “utensilio óptico que permite ampliar las imágenes y salvar la distancia entre el observante y el observado”. El TS subraya también que la sensibilidad ante la protección del domicilio ha de ser mayor cuanto más avance la tecnología que permita las intromisiones, por ejemplo, con drones. De modo que la próxima vez que James Stewart se rompa una pierna, deberá buscarse otro pasatiempo que espiar al vecino. Aunque sea un asesino.