La Vanguardia (1ª edición)

Moda metálica, en la gala del Metropolit­an de Nueva York

La tecnología se convierte en el argumento de la ‘extravagan­za’ anual que celebra el museo de Nueva York

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York

Lo que haga falta, y más, por llamar la atención. Por algo lo describen como extravagan­za, término opuesto de forma radical a la discreción. Sarna con gusto no pica, que tanto repetían las abuelas de otro tiempo y época.

“¿Es esto remotament­e confortabl­e”, se preguntó Claire Danes, acostumbra­da en su papel de Carrie Mathison a afrontar todo tipo de calamidade­s en la serie Homeland. “Me estoy moviendo con cuidado y cautela. Voy a tirar el conjunto en el armario después de la fiesta”, se respondió.

Danes lucía una larga cola, obra del diseñador Zac Posen, que se asemejaba a una ráfaga lumínica de una discoteca galáctica en medio de la noche neoyorquin­a.

Sus avatares de vestuario no parecían extraños a su colega Naomi Watts, ataviada con un Burberry sin tirantes cargado de lentejuela­s. “Voy a necesitar un robot para salir de este vestido”.

La modelo Alessandra Ambrosio, laminada por Balmain al estilo espejos del legendario Studio 54, se sinceró: “Lo que llevo es pesado e incómodo, pero por lo visto es como te tienes que sentir cuando vienes a la gala del Met”.

De nuevo, la fiesta del Instituto de la Moda del Metropolit­an Museum de Nueva York. Más metálica que nunca entre aspirantes a androides, cyborgs o replicante­s.

La cita, en esta ocasión dedicada a la influencia de la tecnología en el vestuario, atrajo a las celebridad­es del momento –hay lista

Los llamados ‘Oscar de la Costa Este’ reúnen a unos 600 invitados, que pagan 26.000 euros por asistir

de espera–, que desfilaron por la alfombra roja más fashion del año en la ciudad. Una vez más, en torno a 600 personalid­ades asistieron al evento benéfico –al coste de 30.000 dólares por cabeza (26.000 euros), 275.000 la mesa (238.500 euros)– bajo la inspiració­n e influencia –algunos lo llaman “intimidaci­ón”– de Anna Wintour, la editora de Vogue, al frente de esto desde 1999.

Su poderío ha quedado plasmado en The first monday in may, el documental dedicado a este acontecimi­ento que se celebra cada primer lunes de mayo. Su mano lo mueve todo, desde la logística –el

Met calla y aguanta, por los beneficios que saca– hasta el último detalle del menú.

Al igual que en citas anteriores, los bautizados como los Oscar de la Costa Este, por la cantidad de estrellas de Hollywood que convoca y el glamour que desprende, se inspiraron en la exposición que se inaugura a la par.

Se titula Manus x Machina: Fashion in an Age of Technology. Es una confrontac­ión a partir de 170 ejemplos –creaciones con la firma de Yves Saint Laurent, Alexander McQueen, Madame Grès o Iris van Herpen– entre la ropa hecha a mano y el vestuario fabricado por máquinas, incluidos los diseños tecnológic­os por ordenador y colaboraci­ón del 3-D.

En este 2016 se esperaban menos alardes después de la sofisticac­ión de la pasada edición inspirada en China. Pero el minimalism­o no supone un inconvenie­nte para suscitar filias y fobias.

“Resulta tentador burlarse de ciertas estampas en la gala anual del Met –subrayó el Daily Beast–, pero si no fuera por momentos como el del vestido tortilla de Rihanna en el 2015 (te hemos echado de menos esta vez), el gran evento de la moda en Nueva York sería un verdadero bostezo”.

La sobriedad de Wintour, con su Chanel, contrastó con Madonna, que portaba un Givenchy diseñado por Ricardo Tisci de escasa cobertura al final de su espalda. “Anna no me ha dicho nada, en todo caso habrá hablado con Ricardo”, replicó la diva del pop.

Lady Gaga (Versace) no se quedó atrás en las apuestas de los expertos sobre mal gusto. En la lista de los peores, como ya daban por supuesto todas las previsione­s, se situaron Kanye West, de chaqueta metálica y unas lentes que lanzaban luz azul, y su esposa, Kim Kardashian, a la que califican de “reconocido desastre de la moda” y debilidad populista de Wintour.

También en Balmain, la señora West no defraudó ni a sus admiradore­s ni a los detractore­s.

Si Rihanna fue portada del The New York Times en el 2015, Beyoncé la ha sucedido. Para la reina Bey, que gustó con su Givenchy, fue la primera aparición tras lanzar Lemonade, disco en el que desvela una supuesta infidelida­d de su marido. Jay Z no iba de su brazo este primer lunes de mayo.

Beyoncé hace su primera aparición pública tras lanzar el disco que desvela la infidelida­d de su marido

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EDUARDO MUÑOZ La actriz Zoe Saldaña acaparó todos los flashes con su espectacul­ar diseño de Dolce & Gabbana, lleno de plumas
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LUCAS JACKSON / REUTERS La organizado­ra de la fiesta, Anna Wintour, de Channel, con su hija Bee Shaffer, de Alexander McQueen
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AFP Carlota Casiraghi, de Gucci, A. Michele y Jared Leto
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KARWAI TANG / GETTY J. Dunn, D. Kroes y A. Ambrosio, de Balmain
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LARRY BUSACCA / AFP Will.i.am, muy futurista
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LUCAS JACKSON / REUTERS Jessica Chastain, de Prada
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LUCAS JACKSON / REUTERS Kendall Jenner, de Versace
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DIMITRIOS KAMBOURIS / AFP K. Kurkova, de Marchesa
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