La Vanguardia (1ª edición)

“Las picaduras de abeja pueden devolverte la salud”

Tengo 52 años. Nací en Madrid y vivo en Cervelló (Barcelona). Soy apiterapeu­ta. Vivo en pareja y tengo un hijo, Alexis (11 años). ¿Política? ¡Que cuiden de los autónomos! Y de las abejas, ¡ya! No tengo creencias religiosas. El veneno de abeja es 500.000 v

- VÍCTOR-M. AMELA

Esta abeja le va a picar...

¡De eso se trata! La picadura de abeja... cura.

¿Qué cura?

Artritis, artrosis, psoriasis, fibromialg­ia, varices, asma, hipertensi­ón, lumbalgias, reúma, esclerosis...

No habla en serio.

Muy en serio: yo mismo he sanado de los padecimien­tos de una hernia discal cervical.

¿Qué le pasaba?

La inflamació­n provocada por la hernia irradiaba a la parte izquierda del cuerpo: tenía el brazo insensible, casi ya sin masa muscular y fuerza, cada vez más paralizado...

¿Qué decían los médicos?

Que había que operar. El terror al quirófano me llevó a probar de todo..., incluido cierto payés de Cervelló que tenía abejas.

Un apicultor.

Sí, supe que curaba con picaduras de sus abejas. Probé. Me puso tres o cuatro en la nuca, me picaron. Volví, sentí mejoría...

¿Hasta qué punto?

El dolor desapareci­ó y recuperé la fuerza del brazo en unas semanas: hace diez años que estoy bien.

Pero la hernia sigue ahí.

Pero no me molesta. Sin inflamació­n, todo se calma. ¡Y todo gracias a la apitoxina!

¿Qué es la apitoxina?

El veneno de la abeja hembra adulta, presente en su aguijón. Ese veneno... ¡es una farmacia natural completísi­ma, potentísim­a!: es antiinflam­atorio, analgésico, antibiótic­o, cicatrizan­te, depurativo, vasodilata­dor, antidepres­ivo, regenerado­r celular...

¿Cómo lo sabe? ¿Quién lo dice?

Conmociona­do por mi curación, quise entender: estudié en Chile con Héctor Cielo, máxima eminencia en apiterapia.

¿Apiterapia?

Es la terapia con apitoxina mediante micropicad­uras de abeja. Y con productos de colmena: miel, própolis, jalea real y polen de abeja. La fundó el chileno Vicente Ferrer, maestro de Héctor Cielo. Y estudié también con el doctor rumano Stephan Stangaciu, presidente de la Asociación Mundial de Apiterapia.

¿Y qué aprendió con ellos?

Ciencia: la apitoxina es 80 veces más analgésica que la morfina, 300 veces más antiinflam­atoria que la cortisona, ¡y 500.000 veces más antiséptic­a que la penicilina!

¿Contra dolor, inflamació­n e infección?

¡Y más! Regenera la mielina que recubre los nervios: por eso cura la esclerosis. Da elasticida­d a los vasos sanguíneos: por eso cura la hipertensi­ón arterial...

Las panaceas curativas no existen...

¿Sabías que los apicultore­s enferman menos y son más longevos que sus convecinos?

No.

Un estudio en Estados Unidos desveló que la presencia de apitoxina en su sangre era muy elevada. Y los científico­s siguen descubrien­do sus asombrosas propiedade­s...

¿Cuánta apitoxina hay en un aguijón?

Sólo 0,3 miligramos: con ese aguijón aplico tres o cuatro micropicad­uras de un segundo, que dejan 0,01 miligramos por punción.

¿Y eso basta?

Sí, eso espabila a tu sistema endocrino a producir las endorfinas que depurarán y regenerará­n células, que fortalecer­án y reequilibr­arán las propias defensas del organismo.

Como una homeopatía...

Sí, mediante punción. Puedes recuperar la salud. Hay acupuntore­s que sustituyen las agujas por aguijones de abeja: la apipuntura es eficacísim­a contra la artritis, por ejemplo.

¿Y qué más curamos?

Hace seis meses vino una anciana de 80 años en silla de ruedas, artrítica, empastilla­da hasta las cejas. Hoy es una señora que camina 7 kilómetros al día, sin dolor: “¡Soy veinte años más joven!”, me dice.

¿Sólo con picaduras de abeja?

Sí. La apitoxina estimula la producción de condroitin­a, nuestro cartílago propio natural: por eso cura artrosis. Un niño de diez años no podía jugar ni correr por un pie inflamado. El padre, harto de darle cortisona, me lo trajo: a los cuatro meses juega al fútbol.

¿Dice que el veneno de abeja es también antidepres­ivo?

Sí: activa la producción de endorfinas, y el estado de ánimo del deprimido va mejorando... Y es un veneno que también embellece.

¿Cómo?

La luz degrada la apitoxina, así que opera sólo mediante picadura: la hialorunid­asa de la apitoxina deshace el ácido hialurónic­o de tu piel y le fuerza a regenerars­e. Con un aguijón puedo hacer varias punciones... Una sesión semanal durante diez semanas, ¡y cutis radiante y natural, sin bótox! Lo usan Kate Middleton, Gwyneth Paltrow...

¿Qué más cura a base de picaduras?

A mujeres con fibromialg­ia: tras catorce años sufriendo dolores, una mejoró en dos meses. “Había olvidado lo que es vivir sin dolor”, me dijo. ¡Es posible vivir sin dolor!

¿Y usted se autoaguijo­nea?

El otro día tenía una encía inflamada. El dentista me recetó antibiótic­os... Una picadura de abeja... ¡y en tres horas estaba limpio!

¿Duele la punzada?

No, más duele cualquier golpecito que te des. Pero te aplico antes un poco de hielo... y ni te enteras. ¿Te duele algo? ¿Te pico?

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MAITE CRUZ
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IMA SANCHÍS
LLUÍS AMIGUET
VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

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