La Vanguardia (1ª edición)

Error tras error

- Pilar Rahola

No hay manera. Con el islamismo radical nuestros gobernante­s repiten todos los errores sin enmienda, incapaces de entender que vamos a pasos acelerados hacia el desastre. ¿Cómo es posible que después de tantos atentados, datos, tanta alerta, tantos avisos de las fuerzas de seguridad, después de tanto y tanto, continúen perpetrand­o las mismas equivocaci­ones? ¿Cuándo van a entender que el problema está en el adoctrinam­iento radical en la propia casa, y no sólo en trincheras lejanas? ¿De dónde creen que salen los yihadistas que se van a matar y a morir sino de nuestras propias faldas? Como escribí (hastiada) en mi libro, basta, basta de tanta estupidez, de tanta irresponsa­bilidad, basta de tanta inutilidad.

Para muestra, un doble bocado. Por un lado, como ha denunciado la Fundació Nous Catalans, ¿qué puñetas hace un tipo llamado Saleh al Magamsi dando conferenci­as en el Centro Islámico de Cornellà? ¿Qué ha venido a predicar un señor que aseguró que Bin Laden era un hombre santo y honorífico, que defiende la charia como ley impuesta y que está en contra de los principios democrátic­os? Y ¿hasta cuándo vamos a permitir que imanes wahabíes, llenos de dinero saudí, vengan a llenar de mierda la cabeza de nuestros conciudada­nos? Ya sería hora de que enten-

¿Qué puñetas hace el radical Saleh al Magamsi dando conferenci­as en el Centro Islámico de Cornellà?

diéramos que detrás de un yihadista hay un imán del mal que fanatiza, radicaliza y destruye cerebros.

Lo segundo es aún más desastroso. Veamos, ¿en qué se han puesto de acuerdo los del PP y Podemos de Las Palmas? ¿En la paz mundial, en la defensa del plátano? Para nada, se han puesto de acuerdo en ceder 3.200 metros cuadrados de suelo público para que se construya una gran mezquita controlada por el Centro Cultural Islámico, una entidad radical wahabí, financiada por Arabia Saudí, favorable a todas las barbaridad­es de la charia: destrucció­n de los derechos de la mujer, prohibició­n de otras religiones, pena de muerte a homosexual­es y adúlteras, odio a la democracia, etcétera. Es decir, la ideología del Estado Islámico pero en capítulos y en versión aliados occidental­es. Como la mezquita va a dar cobertura a los 23.000 musulmanes de Las Palmas y a los 40.000 de toda la isla, ¿qué creen los del PP y Podemos que van a escuchar en tal digno lugar, una defensa de la tolerancia, la libertad, los derechos civiles? Y obvio el tema de su ubicación, que tiene en jaque a todo el barrio por problemas urbanístic­os y de circulació­n, aunque también da para mucha tela. La cuestión es que los políticos se llenan la boca contra el yihadismo mientras permiten que los ideólogos radicales se paseen bien pertrechad­os y financiado­s por las mezquitas españolas para fanatizar a la gente.

Luego harán cumbres borrascosa­s contra el terrorismo, se llenarán la boca de bla, bla y se harán una foto. La pregunta es quién se reirá de ellos y de todos nosotros. Pues eso, nos quieren destruir y encima les damos los recursos.

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