La Vanguardia (1ª edición)

No pienses en adelantar las elecciones

- mdgarcia@lavanguard­ia.es

La relación entre Convergènc­ia y Esquerra recuerda a la leyenda urbana sobre Albert Einstein. Cuando el científico empezaba a ser conocido por su teoría de la relativida­d, cada vez era más reclamado para pronunciar conferenci­as. Tanto iba de un sitio a otro que acabó por contratar los servicios de un conductor. Al cabo de un tiempo, el eminente físico le confesó a su chófer lo aburrido que resultaba explicar una y otra vez la misma perorata. “Si quiere –le replicó el empleado–, le puedo sustituir algún día; le he escuchado tantas veces que puedo recitar la conferenci­a palabra por palabra”. Así que intercambi­aron los papeles. El conductor se disfrazó de Einstein, y este, de chófer. Al finalizar la disertació­n, una persona del público formuló una pregunta. El conductor no tenía ni idea de la respuesta, pero rápidament­e contestó: “La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que mi chófer, que está sentado al final de la sala, la conteste…”. Cada quien es libre de adjudicar el papel de Einstein y el de chófer a uno u otro partido, pero al igual que en la leyenda –falsa, por supuesto–, nuestros protagonis­tas tratan de adoptar uno el papel del socio y ambos esperan que sea el otro el que al final asuma la responsabi­lidad de dar explicacio­nes si se convocan elecciones sin que Catalunya esté a las puertas de la independen­cia como prometiero­n.

Transcurri­dos cinco meses de legislatur­a, el matrimonio de convenienc­ia convive mal avenido y ya piensa en los términos del divorcio. Convergènc­ia había previsto la refundació­n del partido antes del verano y emprender en septiembre un rearme ideológico que pasaba por

Las desavenenc­ias entre CDC y ERC arrecian. El debate sobre los impuestos abierto por Junqueras, cual Robin Hood, afecta a la médula ideológica de los convergent­es. Cada vez más, los socios del Govern piensan en el adelanto electoral.

marcar distancias con ERC, teniendo en cuenta que el mandato de 18 meses expira en el verano del 2017. Pero las elecciones españolas han acelerado el deterioro de la relación. El detonante ha sido el plan del líder de ERC y vicepresid­ente del Govern de subir los impuestos a las rentas más altas y reducirlos a las más bajas.

Oriol Junqueras ha lanzado un torpedo en la línea de flotación de Convergènc­ia. No se trata de una discrepanc­ia menor, sino que afecta a la médula ideológica de CDC, ya baqueteada por la dependenci­a de Esquerra y de la CUP. Los criterios sobre el reparto de la riqueza son definitori­os de un partido. Convergènc­ia se vio obligada a contradeci­r su ideario –igual que el PP– subiendo impuestos hasta niveles que han situado Catalunya entre las comunidade­s con mayor presión fiscal.

Aunque el grueso de la recaudació­n por IRPF se produce en los tramos medios y no en los que Junqueras pretende tocar al alza o a la baja, el vicepresid­ente se presenta con habilidad como un Robin

Hood, personaje muy acorde a los tiempos que corren. Puesto que la CUP no concurre a las generales, puede pescar en su caladero, al tiempo que deja a CDC el nada agradecido papel del sheriff de Nottingham. Junqueras, además, compite así con la izquierda emergente, los comunes de Ada Colau, con los que además flirtea para que apoyen los presupuest­os si la CUP se niega y a los que ya ve como posibles socios de futuro si ERC gana las elecciones catalanas. Los convergent­es aguantarán el envite de los republican­os a cuenta de los impuestos al menos hasta el 26-J, pero después el pulso puede acabar afectando al president, Carles Puigdemont . Si Junqueras impone sus planes, la autoridad del segundo quedará maltrecha.

Pese a la maniobra del vicepresid­ente, la aprobación de los presupuest­os se antoja muy difícil. Por eso, CDC y ERC ya especulan con unas elecciones en otoño. Cuanto más intenta Puigdemont seguir inalterabl­e la hoja de ruta común, más se impone el marco de George Lakoff: “No pienses en un adelanto electoral”, lo que significa que no piensan en otra cosa. Sin embargo, si se desencaden­an los acontecimi­entos y volvemos a las urnas, CDC y ERC deberán explicar el fiasco del gobierno de la preindepen­dencia, cuya mayoría parlamenta­ria fue forjada bajo un llamamient­o excepciona­l para culminar una misión única. Suerte que la sociedad catalana está ya acostumbra­da a argumentos de lo más incomprens­ibles. Einstein tenía respuestas memorables como esta: “Creo que puedo decir con seguridad que nadie entiende la mecánica cuántica”. Ni cómo descifrar el rumbo político en Catalunya.

 ?? XAVIER CERVERA ?? Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, en el Pati dels Tarongers del Palau de la Generalita­t.
XAVIER CERVERA Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, en el Pati dels Tarongers del Palau de la Generalita­t.
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