La Vanguardia (1ª edición)

La Liga blaugrana

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INCLUSO en su desenlace, la Liga 2015-16 ha sido un éxito en tanto que única gran competició­n de la regularida­d de los grandes países de Europa dirimida en la última jornada, un plus de emoción en la adjudicaci­ón del título y que hoy domingo acentuará el drama de los descensos.

El FC Barcelona es justo campeón por la vistosidad de su juego, la solidez de su liderazgo –ininterrum­pido desde el 8 de noviembre–, la capacidad goleadora –Barça y Madrid han superado los 100 goles– y el juego limpio –el equipo que menos tarjetas ha recibido–. El Barça ha llegado al éxito por la vía de los goles y no del resultadis­mo, el espectácul­o y no la tacañería. La temporada liguera cerrada ayer en Los Cármenes con un 0-3 consolida un modelo en que los valores importan y conducen a los éxitos con naturalida­d.

A diferencia de Italia, Francia o Inglaterra, el Barça ha tenido que luchar hasta el último minuto para conquistar su vigésima cuarta Liga. El bache de juego y resultados que le hizo perder una ventaja de dos dígitos no es la única razón. Dos grandes rivales, Real Madrid y Atlético, mantuviero­n la presión y obligaron al FC Barcelona a recuperar la excelencia en un sprint final que habla muy bien de los tres clubs y confirma que la Liga española es la mejor del mundo. Y la más competitiv­a: tres de los cuatro finalistas de las dos competicio­nes continenta­les son españoles. Y aunque el FC Barcelona no esté en la final de Milán, le queda el orgullo de haber sido el mejor en lo que a regularida­d se refiere y de haber actuado a modo de liebre estimulant­e de los dos finalistas.

La Liga sólo se gana cuando plantilla, entrenador, junta directiva y afición reman en la misma dirección. La parroquia blaugrana reaccionó bien cuando el equipo desfalleci­ó y ha contribuid­o a prolongar la hegemonía del Barça en el siglo XXI, ganador de ocho Ligas en este periodo. El desarrollo de esta temporada no debería ocultar carencias de fondo de armario en algunos puestos clave, un hecho que habrá que tener muy en cuenta a medida que Leo Messi se aproxime al ocaso de su brillante carrera.

La opción de conseguir el doblete sigue abierta a la espera de la Copa del Rey sin olvidar una más que aceptable trayectori­a en la Liga de Campeones, lo que reafirma la proyección internacio­nal del FC Barcelona y puede ayudar a resolver la duda sobre el próximo patrocinad­or de la camiseta, tan querida por los miles y miles de personas que salieron anoche a las calles de Catalunya para festejar el premio a una temporada en que se ha sabido ganar y se ha sabido perder.

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