“Quieren refugiados a la carta”
El padre Khalil relata la situación desesperada de los cristianos exiliados en Jordania
El viernes 8 de agosto de 2014, Estado Islámico dio un ultimátum a los cristianos de Mosul. Lanzaron cuatro opciones. La primera, convertirse al Islam. La segunda, pagar la jizya, un impuesto de 200 dólares al mes por seguir siendo cristianos. La tercera, exiliarse. Y la alternativa a todo eso: morir. Miles de familias tuvieron que abandonarlo todo aquel mismo día. La parroquia de Khalil Jaar, en Amán (Jordania), fue la primera en acoger a parte de estos exiliados. Llegaron más de 12.000 en una semana.
Casi dos años después, más de 500 familias cristianas, la mayo- ría procedentes de Iraq y algunas de Siria, siguen viviendo en esta parroquia, en los despachos o en la misma iglesia, o en apartamentos que dependen de esta iglesia. “La situación es muy grave, en Jordania estos refugiados, muchos ingenieros, farmacéuticos o médicos, no pueden trabajar... para mi son mártires santos del siglo XXI”, afirma Khalil Jaar.
La situación es desesperada: “La ignorancia y la pobreza llevan a la guerra y al fanatismo... La ignorancia es el origen de todo”, afirma este sacerdote que no cree que Europa se esté portando como debería ante esta situación de emergencia: “Europa quiere refugiados a la carta”, opina. Y mientras, él ve cómo familias enteras han tenido que abandonar su casa y viven con lo mínimo. Han tenido que comenzar de nuevo sin nada y con muy pocas o ninguna perspectiva. “Los islamistas les cogieron todo lo que llevaban de valor, hasta les arrancaban los pendientes mientras huían a pie de Mosul”, relata el padre Khalil. Dice que ya no ve la televisión: “En Oriente Medio ha estallado la tercera guerra mundial, todas las noticias son de secuestros y bombardeos...”.
Como símbolo del sufrimiento de los cristianos, el padre Khalil le dio al papa Francisco una medalla grabada con la letra árabe Nun, con la que los extremistas “marcan” a los cristianos perseguidos, “y se la guardó, no dejó que su ayudante se la llevara con el resto de obsequios”, dice Khalil. Siendo párroco de la catedral de Amán también conoció a Joan Pablo II y a Benedicto XVI, pero guarda máxima gratitud para el papa Francisco, a quien acompañó en su viaje a Lesbos (Grecia) para visitar a los refugiados. “Se veía y se sentía que el Papa estaba sufriendo con ellos, no de palabra, sino de corazón”, asegura. “Un refugiado me preguntó por qué el Papa se había llevado a doce musulmanes y no a cristianos, y le dije que el Papa no mira a la gente porque sea cristiana o musulmana, el Papa mira a quienes sufren”.
Khalil Jaar decidió entregar su vida a estos exiliados y al diálogo y convivencia entre jóvenes musulmanes, judíos y cristianos después de que un grupo islámico extremista le secuestrara por segunda vez. Nacido en Belén en 1953, es hijo de una familia que ya tuvo que refugiarse a Honduras. Con 23 años, regresó a Jerusalén, donde se ordenó sacerdote. En Jordania también ha abierto una escuela para los hijos de los refugiados. “Empezamos con treinta alumnos y ahora tenemos a más de 250”, cuenta. La fundación de la Santa Sede Ayuda a la Iglesia Necesitada se ha convertido en el pilar que le permite atender a estas familias refugiadas y que contribuye a explicar la trágica situación de los más de 250.000 cristianos que viven refugiados. en países como Jordania.
“El papa Francisco no mira a la gente porque sea cristiana o musulmana... mira a quienes sufren”