Un final demoledor
El Barcelona se proclamó campeón de la Liga española con pleno merecimiento. Consiguió una racha de victorias histórica y sólo una bajada a los infiernos de tres jornadas bien aprovechada por sus rivales puso emoción al torneo. Pero la recta final azulgrana ha resultado demoledora tanto en lo que concierne a los goles marcados como a los encajados.
Competitividad. Cuando se analiza el número de campeonatos que llevan ganados los jugadores más veteranos del Barcelona cuesta creerlo. Luego evidentemente aparecen los argumentos que lo hacen posible, como puede ser la calidad de los jugadores, la existencia de un estilo de juego muy definido o la grandeza de poseer un jugador denominado Messi que transforma el juego insuficiente en una goleada. Pero cuando uno gana tanto es que existe una cualidad clave que es la competitividad. El Barcelona ha conseguido aunar durante estos años un conjunto de jugadores que han soñado con ganar grandes cantidades de dinero pero que ni la acumulación del mismo ni la satisfacción permanente del ego han hecho que bajaran un ápice su ambición futbolística. Quizás esa característica la podamos evaluar más en algunos de los veteranos que resulta que este año y sobre todo ahora al final han dado el callo de manera sobresaliente. Qué podemos decir de Alves, un jugador controvertido cuando su rendimiento jamás debería serlo. Un hombre que ha tenido que vivir con la rumorología constante después de haberlo ganado todo. Mascherano, siempre dispuesto a entregarlo todo y que llegado el momento de las dudas ha dado un paso adelante futbolístico increíble. Hace ya varios partidos que su manera de defender roza la plenitud en intensidad. Y que incluso ayer con una ventaja de dos goles, con molestias en sus piernas, no marchó del campo hasta que su cuerpo no pudo más mostrando un compromiso con su club que incluso le podía pasar factura de cara a la final de Copa. Y qué decir del grandísimo Iniesta, en una temporada donde algunos podían vaticinar el inicio de su declive y que ha sido la más completa de los últimos años. Elemento clave para un futuro azulgrana que puede o debe ser alentador, pero que también requiere que la esencia siga viva en algunos miembros para volver a la senda de los tripletes.
Luis Suárez. Más de una vez he comentado lo ridículo que me suenan aquellos comentarios que tratan de establecer las dudas sobre el posible rendimiento de determinados jugadores. Porque la trayectoria de algunos hace que se ganen el máximo respeto antes de opinar sobre ellos. La adaptación de Luis Suárez al futbol holandés del Ajax fue absoluta. Un equipo con un estilo muy definido y algo opuesto a la manera que jugaba en el Liverpool, donde tenía que generar vida por detrás del espacio que dejaban las defensas contrarias. Y en la ciudad inglesa volvió a triunfar y se convirtió en un ídolo. La llegada al Barcelona del delantero centro
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hizo dudar a algunos, que me imagino ya no abrirán la boca. Y ha triunfado porque a sus múltiples características de depredador del área, de jugador de máxima competitividad, de movimientos explosivos, de aprovecharse de su estructura física, de sus controles orientados de balón y desorientados para el defensa, le suma una listeza que raya la excelencia. Y por ello fue humilde para ganarse el rango, y lo hizo no a base de goles sino mostrándose batallador y generoso para asistir. Fue capaz de olvidarse del gol para volver a él después de ser un gran asistente.
Tanto en goles marcados como en los encajados, el sprint del Barcelona no ha dejado opciones La aportación de Suárez ha rozado la excelencia, como asistente y como goleador