Las exministras francesas se unen contra el acoso sexual
La dimisión del vicepresidente de la Asamblea Nacional desata sus testimonios
“Se acabaron la impunidad y la ley del silencio, no nos callaremos más”, anuncian 17 exministras del gobierno francés de todas las tendencias. La agresión sexual es moneda corriente en la clase política francesa y no conoce izquierdas ni derechas.
La foto de las 17 ministras, desde comunistas hasta el partido de Sarkozy, pasando por verdes y socialistas, aparecía ayer en la portada del Journal du Dimanche, acompañando una tribuna conjunta titulada “Se acabó la impunidad”. El suyo es un texto enérgico plagado de testimonios del más vergonzoso sexismo, sufrido a lo largo de sus carreras políticas y ejerciendo los más altos cargos. Una confirmación más de que la vejación de diputados y ministros del gobierno a sus colegas mujeres (también) es moneda corriente y exenta de todo complejo en Francia.
“Aparte de sus magníficos pechos, ¿qué tal es?”, “¿llevas bragas o tanga?”, o “a ti eso no te pasará nunca” lanzado a una mujer política que denuncia un caso de vioque lación en el metro son algunas de las flores denunciadas por las ministras.
“En la Asamblea Nacional pasa lo mismo que en la sociedad”, dice una sindicalista. Sin duda, pero “el mundo político, los que redactan las leyes, las votan y se encargan de su aplicación, tiene un deber de ejemplaridad”, observan las ministras, entre ellas la ex de Cultura, Fleur Pellerin, recién salida del Gobierno socialista; Nathalie Kosciusko-Morizet, que ejerció con Sarkozy, y la más veterana Yvette Roudy, exministra socialista para los derechos de la mujer. El caso del exvicepresidente de la Asamblea Nacional Denis Baupin parece haber colmado el vaso. El lunes pasado este político del Partido Verde tuvo que dimitir, a petición del presidente de la Cámara, tras recibir denuncias de acoso sexual de cuatro mujeres. “En el descanso de una sesión me empujó contra la pared agarrándome por el pecho e intentó besarme”, denunció la portavoz del partido, Sandrine Rousseau, una de ellas. Cuando la mujer se lo comentó a una compañera, esta le respondió, “¡Vaya, vuelve a las andadas!”. Baupin, lo niega todo, ha presentado denuncia contra los dos medios de comunicación que destaparon el caso.
En el Partido Verde, una fuerza teóricamente más sensible a las cuestiones de género, se ha abierto una auditoría externa, pero en el conjunto de la clase política el caso es percibido “como un asunto interno de los verdes”, explican las tres periodistas que firman el informe del Journal du Dimanche.
El manifiesto de las ministras y su decisión de cambiar las cosas son potentes. Por desgracia, recuerdan mucho a la tribuna que cuarenta mujeres periodistas dedicadas a la política publicaron hace un año en Liberation bajo el título “¡Fuera manos!”, una denuncia de los abusos, asaltos y desvergüenzas machistas que son moneda corriente.
Si lo denunciado ocurre en lo más alto, mucho peor es entre las secretarias y becarias, donde el jefe decide tu carrera, explica una de ellas. “Hay diputados que sólo contratan asistentas de 22 y 23 años y de origen extranjero”, es decir, más vulnerables, dice. “Tienes 23 años, estás en el patio de la Asamblea Nacional, tienes detrás a tres diputados que tienen la edad de tu padre y les oyes los comentarios sobre tu trasero y la talla de tus pechos, y si reaccionas se percibe como si tú no fueras normal”, explica la joven.
“En nuestros informes, el 95% de las mujeres pierden su trabajo cuando denuncian acoso, o sólo lo hacen cuando su salud está quebrada”, explica Marilyn Baldeck, delegada de la asociación europea contra la violencia a las mujeres en el puesto de trabajo, citada por el mismo medio.
“Me empujó contra la pared agarrándome por el pecho e intentó besarme” La mayoría de las mujeres pierden el trabajo cuando denuncian acoso