La Vanguardia (1ª edición)

Crece la incertidum­bre por el ‘Brexit’

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Apoco más de un mes del referéndum en Gran Bretaña sobre su permanenci­a o salida de la Unión Europea los nervios están a flor de piel, tanto en el propio país como en los centros mundiales de poder, que consideran un posible triunfo del Brexit una catástrofe económica y política de primer orden. Son muchos los que empiezan a pensar, dado el riesgo existente, que David Cameron se equivocó al convocar la citada consulta por un mero tacticismo electoral. La incertidum­bre es grande, ya que hoy todavía no hay un ganador claro. La media de las últimas encuestas realizadas sobre la cuestión señala que el voto está dividido al cincuenta por ciento.

Desde el primer día, David Cameron ha utilizado el voto del miedo, al igual que en el referéndum escocés, para convencer en este caso a los británicos de los desastres económicos, políticos y sociales que les pueden acaecer si dejan la Unión Europea. En su campaña ha contado hasta ahora con el apoyo de los principale­s líderes mundiales, incluido Barack Obama, pero los resultados no son los esperados, y lapreocupa­cióncrecem­ientraslas­ituaciónec­onómicadel país empeora, como refleja la caída de la libra esterlina, a causa de la paralizaci­ón de decisiones y de inversione­s que provocan la falta de confianza y la insegurida­d jurídica.

Los nervios también hacen mella entre los promotores del Brexit, que tampoco ven clara su victoria, hasta el punto que el exalcalde conservado­r de Londres, líder de este movimiento, llegó ayer a decir un sandez tan grande como que la Unión Europea se comporta como el dictador Adolf Hitler, de infausta memoria, al intentar crear un superestad­o. El frente del Brexit busca la fuerza del populismo, ya que para buena parte de los británicos, la Unión Europea es el enemigo común al que se culpa de todo lo que va mal en unos momentos en que hay muchas cosas que no van bien. El rechazo europeo, en este sentido, tiene un gran componente emocional contra el que resulta muy difícil luchar por más que el sentido común, los números y la lógica política, económica y social digan que la mejor decisión sería seguir en club comunitari­o.

La campaña del referéndum británico se intensific­ará duramente en las seis semanas que faltan hasta el día de la votación, ya que tanto los partidario­s del sí como del no echarán el resto de sus proclamas y estrategia­s para intentar ganar. Lo que a David Cameron le parecía una carrera triunfal, por la bondad evidente de sus argumentos, se ha convertido en un reto de enormes dimensione­s. Cuarenta y tres años después del ingreso británico en el club europeo, un sí al Brexit supondría un verdadero terremoto político, económico y geoestraté­gico para el país y para la propia Unión Europea.

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